martes, 26 de diciembre de 2017

De lo fatal a la última esperanza


El 2017, diría yo que igual al 2002 pero con más detonantes sociales, fue el año en el que la llamada “Revolución” instaurada por el fallecido Presidente Hugo Chávez y heredada por Nicolás Maduro, transitó y experimentó momentos difíciles e impensables para sus protagonistas, pero resistió la pela gracias a la protección de los militares; no hay otra explicación para que terminen el año y lleguen al 2018.

Hace aproximadamente seis meses un reportaje de la revista Semana, reseñaba que el año más difícil para la estadía de Maduro en el poder fue el 2016, y no este; efectivamente fue así, hoy los hechos le dan la razón.

En estos 12 meses pasó de todo. En enero se instaló el segundo año de la Asamblea Nacional bajo la presidencia de Julio Borges, pero casi de inmediato el Tribunal Supremo de Justicia aplicó medidas que ya comenzaban a ponerle una camisa de fuerza al parlamento para asfixiarlo y finalmente en un hecho sin precedentes en Venezuela, dar un golpe de Estado institucional, al arrebatarle las competencias.

La oposición unida salió a la calle para rechazar inicialmente este hecho inédito, durante cuatro meses ininterrumpidos las protestas en la capital y las principales ciudades del país pusieron en jaque a Nicolás y su régimen; durante ese tiempo vimos perder la vida de 120 jóvenes que sólo luchaban por un mejor país; pero también fuimos testigos de la furia de un gobierno acorralado y contra las cuerdas.

La cifra de detenidos pasó de los tres mil; la de violación de DDHH se perdió de vista y la de torturados igual; sin embargo, la calle no se abandonaba, no había miedo y paradójicamente eso le daba más temor a Maduro que al pueblo; pero todo terminó cuando desde la misma oposición se dijo que la protesta ahora sería encerrados en la casa por 48 horas sin ni siquiera mirar por el balcón, cosa que llamaron “paro nacional”.

Aprovechando las grietas que ya empezaban a marcarse en la Unidad, el régimen aprovechó y aplicó el “ácido” con la elección de la Asamblea Nacional Constituyente; consumada y ya en ejercicio fraudulento, convocó las elecciones regionales y posteriormente las municipales; ¿resultado? El partido de gobierno barrió con todo.

Sin dar el mínimo espacio a la oposición para pensar, reacomodar piezas y replantear estrategias, el Gobierno continuaba con su agenda; propició encuentros para el diálogo y tras varias reuniones “fallidas” entre el 23 y 24 de diciembre dieron libertad a 44 presos políticos.

Ahora bien, a pesar de que el régimen dice estar fuerte, de la boca para afuera, lo cierto es que hay una especie de calentamiento de la etapa final de la “Revolución”, y no es más que la crisis que hay con los alimentos, medicinas, repuestos, efectivo, combustible, alto costo de la vida, y para remate, con la electricidad que ha golpeado duro al Zulia; a tal punto que la Navidad fue recibida en penumbra literalmente. Durante dos días seguidos lo zulianos fueron víctimas de sendos apagones que marchitaron el poco espíritu navideño que quedaba.

Estoy convencido que en el 2018 nos queda una última esperanza para poner fin a esta pesadilla: la elección presidencial. Del lado opositor es necesario y urgente lograr la Unidad verdadera y el mejor candidato, aunque me simpatice Lorenzo Mendoza no creo que vaya correr esa válida, su prioridad son sus empresas y familia.

Esa última esperanza la tienen sobre todo los seguidores al régimen, ellos se van debatir en vivir en la miseria el resto de sus vidas o cambiar para siempre, si ese 30% de ciudadanos no rompen las cadenas y entienden que nos llevaron hasta lo más profundo y que sólo de pan no vive el hombre pues, esa última esperanza desaparecerá; y así como muchos, nos tocará emprender otro camino, mientras tanto apuesto al 2018 a la sensatez y al cambio absoluto del peor gobierno de la historia venezolana.

Me despido, agradeciendo a estos medios de comunicación que me permitieron este 2017 emprender una nueva etapa en mi carrera como articulista de opinión y a los lectores por su confianza, fidelidad y comentarios. Nos leemos en el 2018.  

Edward Rodríguez
@edwardr74


martes, 12 de diciembre de 2017

308 ¿y qué?



Que hoy el país tenga 308 alcaldes “rojos rojitos” no es una buena noticia. En el olvido quedará aquello de que el alcalde es el nivel de gobierno más cercano al pueblo para atenderlo y resolverle de manera más directa sus problemas; pues ahora la función de esos burgomaestres del buró de la revolución se convertirán en pagadores de nóminas y despachadores de las cajas Clap.

El régimen en su afán de controlar todo, se apodera de todo, y las 308 alcaldías que obtuvieron, para no decir que compraron, el pasado domingo no serán la excepción; estarán manejadas, a conveniencia y discreción puntual, desde una en oficina en Caracas por un grupo no mayor de 10 “camarados y camaradas” peso pesados del Gobierno.

La compra de esos 308 títeres rojos rojitos le costó al régimen un talonario con diez tickets de 50 mil bolívares cada uno, para un total de 500 mil bolívares; que le daban al mejor postor de su conciencia; también lo pagaron a crédito a través del fulano carnet de la Patria, es decir, a los carnetizados prometieron depositarles los mismos 500 mil bolívares por el voto.

Como vemos, el proceso electoral del pasado 10 de diciembre se convirtió en una subasta que ganó el que tenía más dinero para comprar. Quedó en evidencia que la oposición, en eso de la “adquisición” de votos no tiene las de ganar y sus candidatos menos que menos, si acaso pueden resolver la movilización del día D, que ya es mucho cuento.

Ahora bien, que hoy tengamos 308 alcaldías en manos del régimen, no es responsabilidad completa de los abstencionistas, ellos tienen una posición que respeto pero no comparto, sin embargo, considero que la MUD como plataforma unitaria de partidos debe replantearse urgentemente y tomar una sola ruta para presentarle al pueblo una sola posición.

En el caso del Zulia Manuel Rosales salió a dar la pelea ante la decisión de Juan Pablo Guanipa de no juramentarse como gobernador; válido lo que hizo Rosales pues el poder se hizo para aspirar y asumir. Tendrá también que hacer una reflexión por la brecha tan abierta en números entre el candidato oficialista y él; la diferencia fue de 193.898 votos.

Igual reflexión deberán hacer los gobernadores que se juramentaron ante la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente y los cientos de candidatos como Kiko Bautista, Yon Goicochea y Carlos Alaimo que sabiendo que no tenían la primera opción se postularon y pusieron en peligro al candidato con mayor posibilidad de triunfo.

La pelota está en la cancha del régimen, cuentan con 20 gobernaciones de 23; y 308 alcaldías de 335, tienen el control “por ahora”, se acabaron las excusas y los cuentos de “sabotaje” para gobernar como Dios manda.

Edward Rodríguez
@edwardr74



martes, 5 de diciembre de 2017

Con la abstención se pierde mucho más



Sólo cuando no se es candidato se piensa y se dice que la abstención es una “forma de lucha acertada” que genera frutos y que detiene a un Gobierno avasallante, inescrupuloso y de corte dictatorial que funciona bajo el concepto del poder: “ni se negocia, ni se entrega”.

Así que bajo esa premisa soy de los que piensa que quien hoy me invita a no votar no puede mañana tocar la puerta de mi casa y decirme: “ven y vota por mí”, sería una falta de respeto y coherencia pensar un día una cosa y al otro día otra distinto; aunque en estos tiempos la coherencia de los políticos ha quedado sujeta al pragmatismo.

Haciendo un análisis histórico del año 2000 hasta hoy, tenemos que hemos perdido más cuando no votamos que cuando lo hacemos, siempre teniendo presente el ventajismo del Gobierno.

El 3 de diciembre del año 2005 Ramos Allup, a la cabeza, lideró la campaña de no ir a votar en las elecciones parlamentarias para “presionar” al Gobierno de Hugo Chávez.

Confieso que vi con buenos ojos esa iniciativa como forma de lucha, pero 12 años después, sin bolita mágica sino vivencial, nos damos cuenta que aquella decisión emocional, que salía del estómago y del corazón, nos condujo a una calle ciega y que aparte nos encerró en nuestras casas y nos quitó el instrumento del voto como arma para lograr grandes cambios por la vía pacífica.

La Asamblea Nacional de 2005 fue electa con una abstención de 75%, y sin la participación de los partidos de oposición, se eligieron los nuevos diputados rojos rojitos que le hicieron los trajes a la medida a Hugo Rafael cuando los necesitaba.

El primer regalito que le dieron al Comandante Supremo fue en el 2007 con la aprobación de una Ley Habilitante por 18 meses en donde reformó 20 leyes, y dictó 59, entre las que destacan: Ley de Reconversión Monetaria, Reorganización del sector Eléctrico, Migración a Empresas Mixtas de los convenios de la faja del Orinoco, Seguridad y Soberanía Alimentaria; entre otras.

En el 2010, le volvieron a dar otra Habilitante por 18 meses más; en esta ocasión reformó 14 leyes y redactó 50 nuevas; aquí entra la Ley de Costos y Precios Justos, Ley de Reserva al Estado la Exploración y Explotación del oro, Ley del Trabajo, etc.

¿Resultados de esas Leyes Habilitantes dadas a Chávez por aquella Asamblea Nacional electa gracias al 75% de abstención?, una crisis humanitaria sin precedentes en la historia de Venezuela, ni más, ni menos.

No hay tarea más fácil que te digan que te quedes en tu casa; lo mismo ocurrió hace unos meses cuando en medio de la efervescencia de la protesta, los líderes políticos sugirieron una acción de paro cívico y el mensaje fue: “quédate en tu casa por tantas horas”; y así lo hicimos, nos quedamos en nuestros hogares, temerosos de salir por aquello de que la delincuencia aprovechaba para andar a sus anchas. El final fue trágico, pues el paro terminó apagando la calle. 

Ahora bien, si ya sabemos cómo se bate el chocolate, si ya sabemos y además estamos padeciendo las consecuencias de no haber participado en las Parlamentarias de 2005; este 10 de diciembre no repitamos el mismo error. No te quedes en casa con la bandera de la abstención, esa sólo nos alienta a lo interno pero no es el camino de la lucha de quienes seguimos sobreviviendo día a día. Quien hoy te pide que te quedes en tu casa, mañana te va tocar la puerta para que votes por él.

Con este CNE, con Tibisay, con estas Fuerzas Armadas, con este Gobierno que va de salida, en 2015 ganamos 113 curules en la Asamblea Nacional, obtuvimos un Parlamento autónomo porque salimos a votar, porque 14 millones de venezolanos ejercieron su derecho y su deber. Con esos mismos personajes vamos a escoger los nuevos alcaldes en Venezuela, y al gobernador del Zulia el 10 de diciembre; pero también  al nuevo Presidente de Venezuela en el 2018, si salimos a votar.

Edward Rodríguez
@edwardr74






Hay que jugarle limpio a Venezuela

  Después de casi cinco años sin sentarme a escribir un artículo de opinión, que hacía con rigurosidad todas las semanas hasta diciembre del...