Sin duda alguna el nombre de Lorenzo Mendoza es el más
escuchado en la calle, supermercados, transporte público, cafés, reuniones
sociales y por supuesto, entre opinadores, analistas y encuestadores, para ser el candidato
presidencial de la oposición venezolana que enfrente a Nicolás Maduro y el
régimen.
Quizás el que, hasta ahora, ha profundizado más sobre
Mendoza como posible candidato es el presidente de la empresa Datincorp, Jesús Seguías.
En una entrevista en el diario zuliano Panorama del 21 de enero del presente
año, antes de la convocatoria electoral realizada por la fraudulenta Asamblea Nacional
Constituyente, señaló que el presidente de Empresas Polar se vislumbraba como un
fenómeno electoral parecido a Carlos Andrés Pérez o Hugo Chávez.
Seguías, decía que veía a Lorenzo como un candidato
fuera de los partidos, que genera confianza y
puede garantizar inversiones, esto aunado a lo que le reflejan los
estudios realizados por su firma Datincorp que reflejan que el 82% de los
venezolanos demanda por la solución
económica; mejor escenario imposible para un candidato.
Hoy recuerdo mucho lo que una vez me dijo la muy
respetada dirigente político y diputada Liliana Hernández que “para ser candidato presidencial hay que
querer ser presidente, y después de querer y desear SER se procede a consultar
a su entorno familiar para comunicar e informar de las pretensiones, pero
el gusanillo de querer SER no lo detiene nadie, ni la esposa; pasada esa prueba
asume la candidatura”. Por lo que vemos, el señor Lorenzo se debate a lo
interno y en lo familiar si es oportuno o no ser candidato presidencial.
Su silencio pareciera apuntar a que en el fondo no
quiere ser Presidente y sus más cercanos no quieren que lo sea para no poner en
riesgo el conglomerado de empresas que están bajo su mando, si eso es así, lo
respetamos y lo valoramos, pero es hora que le diga a los venezolanos que
descarta su participación y así todos esos corazones que lo ven como la opción
voltearán la mirada hacia otra u otro aspirante con tanto o más méritos que
Mendoza.
Particularmente soy de los que cree que si Lorenzo
acepta, la Mesa de la Unidad Democrática se va a unir entorno a él, sería un
candidato de consenso que entusiasmaría a los venezolanos de oposición y a los
venezolanos que ven con medio ojo al Gobierno, que sufren tanto como el resto,
que son minoría y que también buscan irse del país. La realidad hoy es que se
tienen todas las condiciones en contra, pero dando la batalla tendríamos un
nuevo Presidente en Venezuela.
Es aquí donde cabe la reflexión sobre del cuento
de los
dos hombres que fueron capturados
por unos caníbales; los salvajes les preguntaron cómo querían morir, si por
cucaramaca o muerte súbita, el primero dijo que por cucaramaca (dejo a su
acertada imaginación en qué consistía el método cucaramaca); al ver el segundo
hombre lo que le hicieron a su compañero, prefirió la muerte súbita. Los
caníbales le dijeron “perfecto, pero primero vamos con cucaramaca y después
muerte súbita”.
¿Conclusión?, con este Gobierno, así el señor Mendoza
no sea el candidato presidencial, que hasta el régimen quiere; sus empresas
tampoco estarán a salvo en los próximos seis años de resultar reelecto Nicolás
o cualquiera de ellos que representa el modelo fracasado y visceral del socialismo
del siglo XXI.
Mientras Lorenzo se debate entre cucaramara o muerte
súbita, vayamos pensando en otros connotados venezolanos como Ramón Guillermo
Aveledo, Cecilia García Arocha, el padre Luis Ugalde o el ex grande liga, Omar
Vizquel. Les aseguro que nos quedamos cortos pero hay que tener un candidato ya
porque “el tiempo perdido hasta los santos lo lloran”.
Edward Rodríguez
@edwardr74