A una semana de la “Masacre de El Junquito”, de los
hechos posteriores, declaraciones oficiales, retraso en la entrega de los
cuerpos de Oscar Pérez y compañeros, y la violación al derecho que tenían sus
familiares de darles sepultura cuando quisieran, donde quisieran y como
quisieran, no cabe duda que el régimen, con estas acciones, envió un macabro y
claro mensaje a todo aquel que intente sublevarse o ponga en juego la
dictadura.
Recordaba el famoso texto de auto superación escrito
por Elbert Hubbard en 1899, en el cual relataba la anécdota del soldado Rowan
cuando lo llamó el Presidente de los EEUU de ese entonces y le hizo entrega de una
carta y la orden de llevarla a García, sin dar detalles de dónde y cómo
ubicarlo. El soldado tomó el papel, arrancó para Cuba, se internó en la sierra,
localizó a García, líder de los insurgentes españoles, y le entregó el mensaje.
Logró el objetivo y apareció tres semanas después al otro extremo de la isla
con la misión cumplida.
Seguramente debe haber muchas historias de Rowan en la
entrega del mensaje a García.
Ahora bien, tropicalizando un poco este hecho
histórico, no vacilé ni un momento en pensar que lo sucedido el pasado 15 de
enero del presente año y lo ocurrido con Oscar Pérez se trata un macabro
mensaje a García, y no precisamente de auto superación sino de “candelita que se prenda, candelita que se
apaga”.
El régimen pretende intimidar o neutralizar lo que
pudiera estarse gestando dentro de los cuerpos de seguridad y el ala militar,
un descontento generalizado que provoca el hambre, la escasez y esta locura
económica que los sueldos miserables no alcanzan ya ni para cubrir la
alimentación de una semana.
Si un piloto con un helicóptero y tres compañeros con
una acción específica incomodó al régimen, y vaya de qué manera; no quieren
arriesgarse a que exista la posibilidad de que otros con más conocimientos y responsabilidades
bélicas pudieran optar por la misma ruta. A buen entendedor pocas palabras, quien
se atreva vivirá lo mismo que Pérez y sus familiares también, entonces el
mensaje es claro.
Del lado de Oscar Pérez vimos sus mensajes por las
redes sociales y algunos medios internacionales; aún y cuando creo que sus
actuaciones fueron individuales y no planificadas para la clandestinidad, no
descartemos que le hablara a un grupo determinado, es decir, que él también
estuviera enviando un mensaje, tal vez encriptado para el régimen (situación
que les sigue generando intranquilidad), pero clarito para su o sus
destinatarios.
Edward Rodríguez
@edwardr74
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