Sin duda, una gran parte de los venezolanos, de la
tendencia que sea siente y vive a diario la tragedia por la que estamos
pasando. Poner un pie en la calle significa que a diario arranca una nueva
cadena de penurias, especulación, robo, ruleteo por conseguir lo que necesita y
si lo consigue a darle duro a esa tarjeta de crédito hasta que no pase más
porque la inflación es tal, que últimamente los precios no son de susto, sino
de infarto.
Qué tragedia en la que nos metimos, nos metieron y nos
quieren seguir metiendo; el señor del bigote que nos dirige y de quien algunos
piensan que se quedó en el volante del metrobus, craso error pensar así, fue
escogido a imagen y semejanza, calculador y cuya tarea es ejecutar al pie de la
letra la misión de hundir al país bajo la consigna “Chávez vive, la lucha sigue”.
Alguien me preguntó en estos días si había visto la
película “El Padrino”, con Marlon Brandon, la verdad es que es una de mis
preferidas por aquello del manejo del poder,
algo similar a la tragedia actual que vivimos los venezolanos. Quien se
empodera de la mafia al convertirse en el sucesor de Don Vito es Michael Corleone, si ve el film desde el principio,
jamás pensaría que sería el más capaz y el de menos escrúpulos para obtener el poder;
igual pasa con el sucesor de Chávez.
Para romper con este ciclo se requiere con un urgencia
un candidato presidencial que goce de la credibilidad de los factores de la
oposición, que pueda aglutinar todas las tendencias, que abrace a los rojos, los
negro, los amarillos, los blancos y a los azules; que pueda ser la voz cantante
y que los partidos respeten sin zancadillas. En el 2018 pudiéramos tener al
frente el último tren para el rescate de la democracia.
Creer que no tenemos a esa persona es negarnos la potencialidad
de la que gozamos los venezolanos de innovar, progresar y romper barreras. Lo
que sí considero vital para que ese líder surja es que lo dejen trabajar, que
los dirigentes de las organizaciones
políticas no le levanten una cama de anime, cada uno debe entender que hizo su
cometido, para esta realidad que se llama Venezuela requerimos de ese aspirante
y no necesariamente tiene que estar sentando en la mesa.
No queremos un populista, que enamore a un país con
mentiras, pero sí que su carisma y palabra impregnen optimismo y de ganas de
echar pa´ lante.
El fin de la tragedia está cerca, las presidenciales
están a la vuelta de la esquina y el régimen pudiera estar sacando la cuenta
que con su campaña de abstención la oposición no va a salir a votar en ese
proceso, pero desde ya le digo, hasta sus pocos seguidores van dejar el alma en
la calle para cambiar este gobierno que se envejeció muy rápido, que asimiló
todos los males de los llamado 40 años del pacto.
“No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo
resista”, la tragedia termina en el 2018 sin prórroga ni penales.
Edward Rodríguez
@edwardr74