martes, 31 de octubre de 2017

2018, fin de la tragedia



Sin duda, una gran parte de los venezolanos, de la tendencia que sea siente y vive a diario la tragedia por la que estamos pasando. Poner un pie en la calle significa que a diario arranca una nueva cadena de penurias, especulación, robo, ruleteo por conseguir lo que necesita y si lo consigue a darle duro a esa tarjeta de crédito hasta que no pase más porque la inflación es tal, que últimamente los precios no son de susto, sino de infarto.

Qué tragedia en la que nos metimos, nos metieron y nos quieren seguir metiendo; el señor del bigote que nos dirige y de quien algunos piensan que se quedó en el volante del metrobus, craso error pensar así, fue escogido a imagen y semejanza, calculador y cuya tarea es ejecutar al pie de la letra la misión de hundir al país bajo la consigna “Chávez vive, la lucha sigue”.

Alguien me preguntó en estos días si había visto la película “El Padrino”, con Marlon Brandon, la verdad es que es una de mis preferidas por aquello del manejo del poder,  algo similar a la tragedia actual que vivimos los venezolanos. Quien se empodera de la mafia al convertirse en el sucesor de Don Vito es  Michael Corleone, si ve el film desde el principio, jamás pensaría que sería el más capaz y el de menos escrúpulos para obtener el poder; igual pasa con el sucesor de Chávez.

Ahora bien, nosotros a lo nuestro, la tragedia en la que se ha convertido Nicolás Maduro para Venezuela se acaba en el 2018, la tragedia tiene los días contados pese a que hoy el panorama está nublado, el ciclo del chavismo-madurismo está llegando al final, sin recursos, sin esperanza y sin futuro; a nadie le gusta estar con un limpio o arrimarse a un árbol sin frutos ni sombra.

Para romper con este ciclo se requiere con un urgencia un candidato presidencial que goce de la credibilidad de los factores de la oposición, que pueda aglutinar todas las tendencias, que abrace a los rojos, los negro, los amarillos, los blancos y a los azules; que pueda ser la voz cantante y que los partidos respeten sin zancadillas. En el 2018 pudiéramos tener al frente el último tren para el rescate de la democracia.

Creer que no tenemos a esa persona es negarnos la potencialidad de la que gozamos los venezolanos de innovar, progresar y romper barreras. Lo que sí considero vital para que ese líder surja es que lo dejen trabajar, que los dirigentes  de las organizaciones políticas no le levanten una cama de anime, cada uno debe entender que hizo su cometido, para esta realidad que se llama Venezuela requerimos de ese aspirante y no necesariamente tiene que estar sentando en la mesa.

No queremos un populista, que enamore a un país con mentiras, pero sí que su carisma y palabra impregnen optimismo y de ganas de echar pa´ lante.

El fin de la tragedia está cerca, las presidenciales están a la vuelta de la esquina y el régimen pudiera estar sacando la cuenta que con su campaña de abstención la oposición no va a salir a votar en ese proceso, pero desde ya le digo, hasta sus pocos seguidores van dejar el alma en la calle para cambiar este gobierno que se envejeció muy rápido, que asimiló todos los males de los llamado 40 años del pacto.

“No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”, la tragedia termina en el 2018 sin prórroga ni penales.

Edward Rodríguez
@edwardr74









martes, 17 de octubre de 2017

¿Qué pasó el 15 de octubre?



¿Qué pasó?. Esa es la pregunta que se hace todo el mundo desde las diez de la noche del pasado domingo 15 de octubre; y cuando digo todo el mundo, me refiero literalmente a todo el mundo.

La incredulidad se apoderó de los venezolanos y de la comunidad internacional después que la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, leyó los resultados con “tendencia irreversible” de las elecciones regionales en las que los candidatos del Psuv obtuvieron 18 gobernaciones; los de la MUD cinco; y una estaba en disputa para ese momento.

Resulta sospechosamente increíble que a pesar de que los innumerables sondeos realizados en distintas fechas antes de las elecciones, el 80% manifestara su descontento y rechazo al régimen de Nicolás Maduro; y sus candidatos pasaran el examen de admisión.

Tras las lecturas directas y entre líneas de los resultados, creo que los mismos son la consecuencia de una serie de hechos que no fueron previstos o calculados por la MUD para atacarlos a tiempo.

El primero fue sin duda el abuso del ente electoral, impidió a toda costa la sustitución de candidatos, permitió la instalación de mesas con miembros y testigos accidentales, reubicaron centros electorales horas antes de las elecciones, se hizo la vista gorda con la actuación del Plan República que controlaba quién y cuándo entraban los miembros de mesa, etc.

El segundo hecho, y hay que decirlo por la calle del medio, es que nuestra gente, nuestros hombres y mujeres que a diario sobreviven a la escasez de alimentos, a la falta de medicinas, a la inseguridad, a la compra de dinero en efectivo; en fin, a la peor crisis de la historia de Venezuela, no salió a votar. Usted que me está leyendo sí lo hizo, pero quizás no.

En las elecciones del pasado domingo participó un 61% de electores; mientras que en las Parlamentarias del 2015 la participación fue del 74 %, y en 2013 cuando Nicolás ganó pírricamente, participo el 79% del electorado. Como vemos, no todos los que se necesitaban para lograr los resultados que auguraban las encuestas, votaron el 15 de octubre.

La tercera razón que valdría la pena analizar radica en los candidatos de la MUD escogidos en primarias. Internamente las organizaciones políticas se pusieron de acuerdo por un fin común: salir de la pesadilla de Maduro, y avanzar hacia el cambio, pero en el camino algunos se desviaron y como dicen por allí, “jugaron para atrás”.

Está claro que para enfrentar y derrotar al régimen, la Unidad sincera es indispensable; pero hay algunos personajes que se resisten a asumir ese compromiso.

En mi artículo de la semana pasada lo advertí, “Encuestas no empreñan, vota”. Hoy tenemos unos resultados con sabor amargo y cinco gobernadores y gobernadoras que tendrán que estar al frente de las circunstancias y llevar en sus hombros la responsabilidad de brindarles a sus ciudadanos lo que este nefasto régimen no cumplió. 

Tomen nota para que no pase lo mismo en el venidero proceso de alcaldías. Como en el béisbol si no haces carreras, te las hacen, y este juego no termina hasta diciembre de 2018.
Edward Rodríguez
@edwardr74





martes, 10 de octubre de 2017

Encuestas no empreñan, VOTA

Entramos en la recta final. El próximo domingo 15 de octubre los venezolanos tenemos una cita más en la lucha por el Cambio en Venezuela.

Quizás usted apreciado lector ya esté saturado de los números con los que cuenta la Unidad; todos los estudios de opinión, menos el de Hinterlaces, indican que el régimen resultará severamente castigado; y no es para menos ya que sin lugar a duda puso a los venezolanos a pasar hambre, miseria y a morir de mengua por falta de medicinas.

El tema del hambre es desgarrador y sin precedente en la historia de Venezuela. Resulta increíble y difícil de aceptar, saber que seis de cada diez venezolanos comen dos o menos veces al día; y a veces ni comen. Esto, sin duda, es una de las principales razones para ir a votar.

Para que no sea en vano la lucha en la que fueron brutalmente reprimidos millones de venezolanos durante cuatro meses ininterrumpidos, y asesinados 120 jóvenes como David Vallenilla, Armando Cañizales, Neomar Lander, Paúl Moreno; y las otras 116 víctimas que no nombro por cuestión de espacio, pero que están presentes; hay que ir a votar.

La tercera razón, de las miles que hay, por la que debemos salir a votar el 15 de octubre, y seguro estoy que usted también lo hará, es por nuestro futuro. No hay mejor país en el mundo que Venezuela; fue en ella donde nos graduamos, donde seguimos trabajando y seguimos luchando con el alma y nuestras fuerzas para recuperarla; pero como deseos no preñan; además de votar, se tiene y se debe defender el voto.

En el 2007 la voluntad de todos y cada uno de los venezolanos que participaron en la enmienda constitucional del 2007, fue defendida; lo mismo ocurrió en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre de 2015; donde la Unidad ganó 113 diputados; cuando las encuestas más alentadoras apuntaban a que serían entre 70 y 80.

Con toda la responsabilidad del caso, hoy podemos decir que el próximo domingo, la Unidad ganará entre 17 y 19 gobernaciones; mientras que el Psuv sólo obtendría siete o cinco; lo que se traduciría en el segundo peor momento para el partido de Gobierno; sobre todo después de los supuestos ocho millones de votos que obtuvieron en la elección de la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente hace dos meses y medio.

Como deseos no empreñan; y encuestas tampoco, el verdadero resultado está en la participación y en el compromiso de defensa de la voluntad de cada venezolano que acudirá a las urnas electorales con la esperanza y la convicción de lograr el Cambio. El triunfalismo en base a encuestas es dañino; la elección se gana con participación.

Hay que animar al que todavía tiene el cassette en su cabeza de la abstención, hay que movilizar y ayudar en el traslado a quien no puede llegar al centro electoral, ofrézcase como voluntario para ser testigo o miembro de mesa; vote por la tarjeta donde esté la cara del candidato; si todo esto se cumple al pie de la letra, no tenga duda que el Cambio se logrará.

Como dice la letra del jingle de esta contienda electoral de la Unidad: “Somos un pueblo que nadie domina, desde hace tiempo somos mayoría (…) Vota en protesta. Si vas a votar ganamos la partida”.

La peor diligencia es la que no se hace, y en tiempos como los que vivimos es mucho peor; por eso cierro este artículo con una frase que hace unos día me dijo la señora Amelia y que no deja de retumbar en mi cabeza: dejar de  votar no tiene perdón de Dios”.

Edward Rodríguez
@edwardr74



martes, 3 de octubre de 2017

Embustero!


Embustero, dícese de la “persona que manifiesta, dice, habla o expresa una mentira, usando mediante un disimulo, artificio, ardid o astucia con la intención de hacer daño a alguien o mejor dicho a un colectivo”, mejor no se puede definir a Francisco Javier Arias Cárdenas, quien, sin el más mínimo decoro, aspira a ser reelecto gobernador del Zulia.

No es mi intención tocar el tema personal, para no entrar en los detalles de las incongruencias, saltos de talanquera, lealtades o traiciones de “Pancho”; sin embargo, lo que sí vamos a hacer es enfocarnos en su “gestión de gobierno” de cinco años, lo que prometió, lo que hizo y lo que no cumplió para que sea usted, estimado lector, el que diga si es o no un embustero.

En el 2012 se vendió como el candidato “te lo tengo”; es decir, el candidato que tenía la solución para los problemas de los zulianos; el que tenía el objetivo de terminar la Lara-Zulia; el que tenía la misión de construir miles de viviendas; el que tenía como prioridad la seguridad; pero sobre todo, el que tenía un buen récord de logros en su primera gestión, que hay que reconocérselos, para no ser mezquinos; pero las ofertas electorales de hace cinco años fueron puro embuste.

Pancho, me permito llamarlo así, porque así se le conoce desde aquel fallido golpe de Estado de 1992 en el que participó junto a Chávez, prometió asumir personalmente la coordinación de la seguridad, conformar un comité por cada barrio, crear una sala situacional en cada parroquia, dotar la policía y  mejorar la calidad de vida de los funcionarios, nada de esto cumplió; hoy el Zulia está en manos del sicariato, las mafias y los roba carros.

Prometió el desarrollo agrícola, promover la agricultura familiar, optimizar las casas de alimentación y el plan de atención nutricional; hoy tenemos en cifras uno de los estados que refleja el mayor número de casos de desnutrición, hacer  dos comidas al día sería un verdadero milagro de Dios.

Sigo, Arias Cárdenas también prometió un sistema de becas integrales en educación superior, sin embargo, acabó con el incremento de la matrícula de alumnos becados más importante que tenía el país, el programa  de becas Jesús Enrique Lossada (becas JEL).

A nuestros indígenas les prometió construir escuelas técnicas para actividades  productivas propias de sus zonas, aún están esperando que les entreguen la primera.

Triste futuro le deparó al Museo de los Niños, al Museo del Lago, Museo del Petróleo y al mirador del Catatumbo, ojalá y antes de que entregue su mandato y por el bien de todos los enfermos de cáncer, finalmente culmine el Oncológico de occidente.

Si con esta muestra, de la larga lista de promesas incumplidas por Francisco Arias Cárdenas, candidato del Psuv para la reelección en el Zulia; no es suficiente para tildarlo de embustero, les recuerdo que no terminó el Aula Magna de LUZ, tampoco el Puente Nigale, ni mucho menos puso fin a los apagones que ahora se hacen acompañar por cuatro lo cinco bajones diarios.

El peor castigo para un embustero es no ser creído aún y cuando diga la verdad, por eso apreciado lector, lo invito a que el 15 de octubre vote por uno que si le cumpla y no por un embustero.

Edward Rodríguez
@edwardr74



Hay que jugarle limpio a Venezuela

  Después de casi cinco años sin sentarme a escribir un artículo de opinión, que hacía con rigurosidad todas las semanas hasta diciembre del...