martes, 28 de agosto de 2018

¿Un Presidente en el exilio?




Recuerdo que para finales del año 2002 vi una película colombiana que se llamaba “Bolívar soy yo”, la trama consistía en la contratación de un actor para personificar al Libertador en el comité de bienvenida a un grupo de mandatarios de las naciones que libertó Bolívar en su gesta independentista.  Aquel actor, que montando a caballo llega al acto, da unas palabras de recibimiento, todos quedan altamente impresionados con el histrionaje del personaje, pero se vuelve loco, sí, se vuelve loco pues se creyó que realmente era Simón Bolívar.

Secuestra a los Presidentes y huye del lugar llevándoselos de rehenes; es perseguido por todos los cuerpos de seguridad, recorre el río Magdalena en una embarcación y de repente unos  uniformados lo abordan.  Los mandatarios se emocionan pensando que llegaron a rescatarlos, pero de pronto aquellos uniformados saludan con honores a “Bolívar”, evidentemente los rehenes quedan boca abierta al ver semejante disparate. Al final aquel grupo armado resultó ser la guerrilla de las Farc.

Relato esta historia pues así de disparatadas son las pretensiones de algunos dirigentes políticos venezolanos que están en el exterior que en un arranque de delirio quieren construir y establecer la figura de “Presidente de Venezuela en el exilio”, que goce del reconocimiento de países e instituciones, algo que si terminaría de ponerle la guinda a la maltrecha oposición.

Ya suenan nombres candidateables como los de Diego Arria y Antonio Ledezma, quienes al parecer andarían en esa jugada acompañados de banqueros prófugos y opositores radicales que ven desde Miami en algún café de Brickell la posibilidad de tumbar a Maduro o de formar un “gobierno venezolano” paralelo desde la ciudad norteamericana.

Si usted aún no ha escuchado este cuento pues váyase enterando que en esa jugada andan supuestamente esos personajes. Hoy en día nos guste o no, la institución que se mantiene en pie es la Asamblea Nacional, a mi criterio de bajo perfil para el tamaño del problema en el que andamos metidos.

La otra es el TSJ en el exilio nombrado por ese mismo Parlamento que se debate entre vivir o morir luego de la extraña aparición del nombre de Henrique Capriles en la sentencia contra Maduro; se especula  que las manos de quienes comulgan con ese semejante disparate de “Presidente en el exilio” están metidas en ese asunto contra Capriles. Por cierto, ya varios magistrados se pronunciaron al respecto.

¿Qué ganan los venezolanos con un Presidente en el exilio? ¿Quién lo nombra? ¿Cómo ganó esas elecciones? ¿Quiénes le darán el poder firmado de respaldo sin haber pasado por un sufragio?, son algunas de las preguntas que saltan a la cabeza al escuchar y ver que un grupo delirante comienza a transitar ese camino.

Mientras que Nicolás siga en el poder todo lo que se pelee del lado de la oposición es una botella vacía, sólo la UNIDAD verdadera de opositores  dentro y fuera del país permitirá que no se nos vuelvan locos los actores que aspiran ser “Presidente de Venezuela en el exilio”, sin duda esto es una bufonada y otro disparate más.

Edward Rodríguez
@edwardr74


martes, 21 de agosto de 2018

Aporofobia por los venezolanos emigrantes



Aporofobia, del griego Attopoc significa “sin recurso, indigente, pobres, miedo hacia la pobreza y hacia las personas pobres”, en resumen: repugnancia y hostilidad hacia las personas en esta condición. El término fue incluido en mayo del 2017 en el diccionario de la Real Academia Española y además fue elegido como palabra del año por la Fundación Español Urgente.

Esta semana escribo sobre la “Aporofobia”, después de una larga conversación que sostuve días atrás con un psiquiatra amigo que viene estudiando el comportamiento de los vecinos países con nuestros emigrantes; lo que veíamos y escuchábamos hace apenas un año o meses atrás sobre acciones solidarias quedó en el pasado; pues hoy comenzamos a escuchar solicitudes de más requisitos para entrar a esas naciones hermanas, ¿la finalidad?, frenar la emigración venezolana producto de la bestial crisis económica, política y social por la que atraviesa el país. 

Quienes decidieron emigrar sólo llevan un morral de sueños y una condición de pobreza que no es permanente sino una situación indeseable e injusta; ahora bien, no se trata de generalizar, pero vemos con mucha preocupación y hasta tristeza, que en algunos países suramericanos se está construyendo una imagen de los venezolanos que los relaciona con personas pobres y por ende delincuentes.

A pesar de que ciertamente un gran porcentaje de los que emigran no se van con estabilidad económica, eso no significa que sean pobres, indigentes, y mucho menos delincuentes; no se puede generalizar ni estigmatizar a quienes atraviesan por esta condición momentánea e inducida por un régimen que sumió y quebró a un país próspero como Venezuela.

Hasta hace poco, los panameños, por citar un ejemplo, se desvivían por recibir venezolanos para que invirtieran en su país; pero después iniciaron una política de control de entrada que hasta visa americana se requiere para ingresar.

El hecho de emigrar no es fácil, pero la realidad apunta a que cada día serán miles los que se irán del país en busca de paz, tranquilidad, oportunidades y futuro; eso mismo que Venezuela durante décadas le ofreció a colombianos, peruanos, chilenos, uruguayos, argentinos, españoles, italianos, etc.

Venezuela fue un país esplendido que abrió sus puertas sin miramientos, que les bridó tanto apoyo que hasta dinero les daba cuando llegaban a nuestras tierras con una mano adelante y otra atrás; hoy les agradecemos el aporte a nuestra cultura, pero no deben olvidar el apoyo incondicional que se les dio cuando salieron de sus tierras con un morral de sueños y con la esperanza de encontrar un mejor porvenir para sus familias.

En el más reciente estudio de Consultores 21, la diáspora venezolana representa hoy en día 5.5 millones de venezolanos del 17% de la población proyectada para el 2018; el 77% se va por la situación económica.

El 37% de las familias venezolanas tiene un miembro que ya emigró, pero lo curioso es que antes la emigración ocurría en mayor proporción en personas con tendencia opositora, sin embargo; ahora es similar el flujo de escape de Venezuela de personas chavista o madurista, estos últimos ideológicamente derrotados por el hambre y la falta de oportunidades.

El éxodo es una realidad y por los vientos que soplan se incrementará con el pasar de los días porque es una cuestión de supervivencia; pero es injusto y repudiable que esos millones de venezolanos que huyen del régimen, sean blanco de la Aporofobia, que jamás se pensó, y mucho menos se desarrolló contra miles de extranjeros que llegaron a Venezuela pidiendo una mano amiga, la misma que hoy se les pide a ellos.


La Aporofobia no construye, sino que destruye.

Edward Rodríguez
@edwradr74




martes, 14 de agosto de 2018

Zulia, piloto del colapso inminente



Los zulianos vivieron cinco días de pesadilla producto del caos eléctrico que se originó por un supuesto “acto terrorista” en el Puente sobre el Lago de Maracaibo, cuando se incendió el depósito de aceite donde estaban unos de los cables de alta tensión  que transmitía la energía del Guri para abastecer una parte del estado, esta es la explicación grosso modo que dio el ministro de Energía, Luis Motta Domínguez; y a su vez la mentira más grande que hasta ahora ha dicho sobre la crisis eléctrica en el Zulia.

Y es que supuestamente, y según expertos y trabajadores de Corpoelec en el estado, el bendito cable no funciona desde hace más de un año, el problema que ha agudizado el caos en la región se produjo en otra línea que atraviesa el Lago y que pasa por el Complejo Petroquímico “Ana María Campos”, conocido como “El Tablazo”, por cierto, abandonado y prácticamente en ruinas.

La verdad verdadera de lo ocurrido es la que comentan los expertos ex gerentes de la compañía eléctrica, y que se resume en la falta de inversión y mantenimiento. Sólo los que vivimos en el Zulia sabemos la pela que se vive cuando pasamos cinco o más días de nuestra vida sin luz, sin agua, sin comida, sin transporte, sin comercio, sin trabajo, sin vacaciones, sin efectivo, sin internet y sin teléfono. Todo parece una receta bien elaborada.

El gobierno de Nicolás tomó al Zulia como estado piloto para desarrollar este macabro plan de adormecer a la población y ponerlos a preocuparse por sus propios problemas para alejarse del entorno social. La primera acción fue controlar el estado con el poder político que obtuvo luego de las traiciones que jugaron en la derrota de Pablo Pérez en el 2012, después en el 2017 sacó del juego a Francisco Arias Cárdenas quien le comía al sector opositor; implementaron el chip de la gasolina, el cierre de la frontera, el capta huella para la compra de alimentos, el desarrollo de la mafia en el centro de la ciudad de Maracaibo y posteriormente  la venta  y compra del efectivo que hoy está al 500%.

En su momento, las cámaras de comercio y empresarios no vieron con malos ojos al competidor de la gallina, léase, Arias Cárdenas, que regresaba al poder pero después el mismo proceso se lo tragó.

“Sin querer queriendo”, como diría el Chavo del ocho, la oposición zuliana le dio una “ayudaita” a Nicolás en su perverso plan; pues cometió grandes y notorios errores en el 2017 y no se asumió lo que por derecho se obtuvo que fue el triunfo de Juan Pablo Guanipa en la gobernación, fue un grave error no asumirla, debo confesar que el fervor de: si se juramentaba o no, mi opinión personal días después de esa victoria, era la romántica: no había que hacerlo, pero hoy en día la historia fuera otra y el Zulia tuviera su gobernador defensor de su pueblo.

“A lo hecho pecho”, reza un adagio popular; el plan avanzó y llegó a la Gobernación del Zulia Omar Prieto, el generador de miedo que ha logrado uno de sus objetivos principales: que nadie proteste. 

Hoy los pocos ricos, clase media y pobres sufren por igual el colapso del Zulia. Sin duda aquel estado ejemplo para el país en descentralización, en buenas carreteras, puente, aeropuerto, puerto, escuelas, hospitales y programas sociales de alto impacto quedaron en el tiempo, todo quedó destruido y sin planes de cambio al corto plazo.

Ya la misma receta del “plan piloto para el colapso inminente” comienza aplicarse en otros estados, lo  observamos en la gran Caracas un par de semanas atrás cuando vivieron en apagón de una hora (así inició en el Zulia), el viernes pasado en El Hatillo; el domingo en Valencia y La Asunción; todo ocurre tan rápido que se pierde la capacidad de reacción.

El colapso eléctrico no será lo único que veamos venir en estos días, vendrá el de combustible con el Carnet de la Patria y los precios internacionales para quienes no lo tengan y es que el gobierno en si está llegando al colapso inminente.

Esta historia continuará...

Edward Rodríguez 
@edwardr74


martes, 7 de agosto de 2018

Los drones del susto



“El show debe continuar”. Si de algo estamos seguros hoy, o por lo menos en mi humilde olfato periodístico, es que el show del sábado 04 de agosto en la Av. Bolívar de Caracas no lo montó el gobierno, aunque no se puede descartar que a algún cabeza caliente del entorno de Nicolás Maduro lo pensara en voz alta, no tuvieron el ingenio para montar tal operación arriesgada por demás y sobre todo en un ambiente enrarecido puertas adentro de la llamada “Revolución del siglo XXI”.

Quizás la primera impresión de muchos fue dudar de la situación; aquello parecía inexplicable e increíble, un mandatario que cortaba su discurso en plena cadena nacional de radio y TV en vivo, unas tropas de cadetes de la Guardia Nacional corriendo despavoridos, una primera dama que buscaba sostenerse del escolta que tenía a su lado, la “reacción” de protección a Nicolás con los maletines escudos mientras intentaba seguir hablando a los presentes, y la notoria desprotección de “Cilita”, y del mismísimo Ministro de la Defensa, Padrino López.

A los minutos la noticia corrió como pólvora en las Redes Sociales y en la prensa internacional: dos drones explotaron en el aire cuando iban directo a la Tribuna Presidencial desde donde Nicolás daba un discurso con motivo del Aniversario 81 de la Guardia Nacional.

El humor del venezolano una vez más hizo gala del arte de la burla inteligente con los “memes” que se inventaron sobre la situación y comenzaron a rodar para viralizarse en cuestión de segundos, restándole aún más seriedad y credibilidad al hecho, que valga la acotación rechazo porque no es con violencia como se logran los cambios y mucho menos se llega a un entendimiento.

Recordando las palabras del difunto Hugo Chávez cuando visitó Amuay luego de la explosión que dejó varios fallecidos, heridos y familias damnificadas, “el show debe continuar”, comenzaron las contradicciones en las declaraciones de los funcionarios del gobierno; unos decían que eran dos drones, otros señalaban que eran tres; que tenían C4, etc; a esto le sumamos la “sagacidad” e inmediata detención de unos presuntos implicados en el denominado “atentado” contra Nicolás.

Sólo la prensa libre, aun existente y sobreviviente, dio con las versiones de testigos que corroboraron la presencia de dos drones, eso hizo que la opinión púbica entendiera que no era un montaje del gobierno sino de un grupo que no juega carritos y que sorprendió al jefe de Estado en sus propias narices.

No podemos comparar esa forma de lucha que, repito, no compartimos; con la lucha armada de los Yihadistas islámicos, de Bin Laden y toda  disputa del Medio Oriente, pero sí hay que reconocer que estamos en presencia de algo que no estaba en nuestra cotidianidad desde la pacificación de la izquierda y de la guerrilla venezolana hace más de cuarenta años.

Ahora bien, más que detenciones y palabras de solidaridad con Nicolás, lo que deben hacer sus “camaradas” revolucionarios es recordar que  la violencia genera más violencia y que esos hechos individuales o de grupos minoritarios están queriendo expresarse a su modo y no van a parar en sus objetivos, por lo que los drones de esta oportunidad fueron un susto o un llamado de atención.

¿Cómo frenar la violencia? Sencillo, cambiando el modelo económico, dejando atrás esa idea frenética de mantenerse en el poder a costa de lo que sea, ya lo vivieron en el seno Psuv, unos llegaban en carros blindados y otros a pie y descalzos al IV Congreso del partido celebrado hace pocas semanas.

Deben cambiar el rumbo y así como Rafael Caldera en aquel discurso de reflexión le dio un espaldarazo a los fracasados golpistas de 1992, escuchen al pueblo, a la oposición, a sus adeptos, a la comunidad internacional. Es preferible un susto de drones que un susto de sables o una guerra de guerrillas que se sabe cuándo arranca, pero no cuándo termina.

Edward Rodríguez
@edwardr74

Hay que jugarle limpio a Venezuela

  Después de casi cinco años sin sentarme a escribir un artículo de opinión, que hacía con rigurosidad todas las semanas hasta diciembre del...