jueves, 16 de noviembre de 2023

Hay que jugarle limpio a Venezuela

 


Después de casi cinco años sin sentarme a escribir un artículo de opinión, que hacía con rigurosidad todas las semanas hasta diciembre del 2019, hoy vuelvo a retomar esa rutina por razones que les iré contando, así como les diré a qué me dediqué durante ese tiempo de ausencia.

El tema de mi regreso a la escritura no podía ser otro que Venezuela y su actual panorama político.


Aún cuando la atención que quiere imponer comunicacionalmente Nicolás Maduro sea el referéndum sobre el Esequibo, no se puede dejar de un lado el mayor logro de la oposición venezolana este año 2023 que fue el proceso y resultados de la elección Primaria donde fue electa María Corina Machado como candidata presidencial unitaria. El triunfo fue contundente a pesar de que los encuestadores serios del país ya lo vaticinaban.


Que si se trata de un fenómeno o no, podemos dar la discusión, pero a todas luces indica que los venezolanos  la ven como la alternativa del momento, y después del proceso quedó ratificado con los votos que es la pieza clave del ajedrez para enfrentar a Maduro. ¿A cuál Maduro, se preguntará usted ? Al que hoy goza de menos de 18% de aceptación, siendo muy generoso con esta cifra, y al responsable de toda la tragedia venezolana incluyendo las burbujas momentáneas.


“La Señora” como se le dice a María Corina en las reuniones políticas, sabe que representa el cambio, la esperanza y unidad, sabe también que es su bien más preciado y que lo debe conservar muy bien porque esa unidad que no es perfecta y que está llena de intereses e inclusive de espías del régimen es la que hay, pues no hay otra que se pueda armar en este momento del juego y de extraterrestre no se puede crear. Entonces lo que tendría que venir es respeto, tolerancia y jugar limpio.


La gente sabe muy bien lo que significa ser el de o la de la Unidad, María Corina hoy lo es sin duda alguna, no se le dio un cheque en blanco en la Primaria, se le dio la responsabilidad de liderar a la oposición venezolana en este trayecto que pudiera ser el definitorio para terminar con el ciclo del atraso, la desidia y el hambre.


Cuando yo era reportero de Radio Caracas Televisión (RCTV) la entreviste hace 20 años, ella líder de Sumate, y la base de su discurso era igual la misma de hoy: la defensa del voto, y eso señores se llama coherencia.


Ahora bien, ¿Cuáles son los escenarios que vienen? Creo que uno pudiera ser el de Nicaragua, es decir, el régimen arrebata todo y a todos para mantenerse en el poder (que no todos los del régimen están dispuestos a acompañar a Maduro en este escenario, según dice Félix Seijas, director de la encuestadora Delphos); el otro es que la presión de Estados Unidos y de la comunidad internacional cause efecto, y el tercero que Maduro vaya como corderito a la elección, este último es el menos probable en cualquiera de las hipótesis de la Unidad; por lo que sin duda alguna y sin titubeos el apoyo a la candidata unitaria debe ser frontal.


¿A qué juegan algunos sectores de la oposición? A que no la habiliten, situación que hasta el sector más crítico del oficialismo considera injusta, según Seijas; a que reciban el beneplácito del régimen para mantenerse en el poder y los reconozcan, a esos sectores e individualidades pudiéramos decirle no se vistan que no van, pues el juego apenas está comenzando. Otros dicen que “La Señora” no escucha, es muy radical, hace su propio juego, y yo siendo abogado de Dios y del diablo pregunto: ¿Y cuál más va hacer si todos han tenido su turno al bate? Creo y le doy el beneplácito de la duda a que María Corina hará lo que tenga que hacer y cederá lo que tenga que ceder en su preciso momento y si no lo hace pues la oposición que le dio el mando cambiará de dirección.


Hoy María Corina Machado es la candidata unitaria y hay que jugarle limpio a Venezuela.



Edward Rodríguez.

@edwardr74


martes, 19 de febrero de 2019

Un millennial contra la censura



Definir a una generación como “millennial” no es tarea fácil, pero la mayoría de las tesis a cerca de ellos, coinciden en que son una generación digital, hiperconectada y con altos valores sociales y éticos. Una generación que vino cambiar el paradigma tradicional. 

Y es precisamente en esta definición en donde Juan Guaidó, el Presidente (e) de Venezuela, encaja y surge como un líder político “millennial”; implosionó las redes haciendo sus propios videos. 

Ahondando a cerca del fenómeno Guaidó, a quien le atribuyen el logro de haber despertado la “primavera venezolana” en tan sólo mes y medio, nos topamos con un estudio muy interesante que nos lleva a revisar su perfil y ponderarlo con las características de un líder de esta nueva generación disruptiva.

Se trata del informe “Líderes Millennial: Horizonte 2020” elaborado por la firma global Right Management; allí establecen que para los líderes millennial, el 97% opina que un líder es una persona que motiva; el 91% piensa que  inspira; mientras que el 87% considera que construye un equipo; y finalmente el 65% cree que impulsa el cambio. Estas características se fundamentan en el nivel de influencia y en la figura del líder como inspirador y guía. De allí que de este estudio surge la tesis de que los “líderes millennial” priorizan un liderazgo más inspirador y orientado a las personas, frente a modelos tradicionales.

Ahora bien, hagamos rápidamente un check list de Guaidó y verifiquemos si su perfil encaja en un líder de esta generación: ¿Se ha catapultado su liderazgo basado en las redes sociales y la hiperconexión? Sí ¿Cambió los paradigmas a cerca de hacer política en Venezuela? Sí; ¿Logró cambiar la percepción colectiva a cerca de la Unidad? Sí; ¿Ha motivado e inspirado a millones de venezolanos a retomar la calle y vencer el miedo y la apatía? Sí; ¿Su liderazgo es participativo, más no impositivo? Sí; ¿Proviene de un hogar con altos valores morales? Sí; ¿Logró recuperar la confianza y la esperanza en los venezolanos? Sí. Entonces, ¿es Juan Guaidó un Presidente millennial?, pues claro que la respuesta es: sí.

El joven Presidente (e) de Venezuela, se ha convertido en un fenómeno comunicacional que ha irrumpido y logrado movilizaciones masivas inéditas valiéndose tan sólo de las redes sociales, de los medios internacionales y uno que otro valiente medio venezolano que, desatendiendo órdenes de censurarlo e invisibilizarlo, se han atrevido a servir de plataforma informativa para difundir sus mensajes.

La estrategia comunicacional implementada hacia el exterior, con los corresponsales internacionales que aún permanecen en el país y que han hecho un trabajo invaluable evidenciando la crisis humanitaria que agobia al pueblo, ha sido fundamental; la construcción de una amplísima agenda de medios que da cuenta de 150 entrevistas en menos de un mes a diversos medios de alcance mundial, regional o local, han valido para generar un alto grado alto de conocimiento, reconocimiento y aceptación mundial y sobre todo, desnudar la verdad sobre lo que pasa en el país, desmontando todos los fake news, montajes y manipulaciones de quienes hoy usurpan Miraflores. 

En esta estrategia comunicacional, quiero detenerme para destacar dos recientes momentos que, sencillamente se viralizaron generando cifras récords en retwitts, reposts, likes, imágenes y videos compartidos, y marcando tendencias en las redes sociales de @jguaido; me refiero, en primer lugar, al inspirador selfie tomado por él mismo en la concentración del 12 de febrero, Día de la Juventud; que infundió alegría y reacciones, métricamente, medidas; y en segundo lugar, a la invitación a registrarse como “voluntarios” para la ayuda humanitaria que hizo el 10 de febrero y que en tan sólo horas, logró la adhesión de más de 600 mil voluntarios.  

Otro logro que apunta a considerar a Juan Guaidó como un “líder millennial” es el aprovechamiento y optimización de las redes de todos los medios con los cuales ha contactado, además de contactos en vivo y transmisiones on line con artistas y hasta con Presidentes de otros países, como Iván Duque, de Colombia; con quien hizo un Live Instagram, una práctica poco usual entre mandatarios, pero que demostró ser más que efectiva y que alcanzó además, cifras récords de conexiones.   

Sin duda, el principal logro del liderazgo de Juan Guaidó, el “Presidente millennial”, y su estrategia comunicacional, ha sido, emerger y viralizarse, a pesar del muro mediático impuesto por orden gubernamental, a pesar de los millones de bots creados por el oficialismo para manipular y distorsionar la realidad, de los fake news, del bloqueo intencional de internet, todo un aparataje y un cerco, que no ha hecho mella, ni en la credibilidad, ni en la confianza que inspira Guaidó, y mucho menos ha logrado, frenar el crecimiento avasallador de sus redes.

Es un fenómeno comunicacional, que más adelante, estoy seguro, será objeto de estudio y análisis, como una exitosa estrategia. Una estrategia que logró superar obstáculos y cercos, romper paradigmas, cambiar un país y recuperar la esperanza del pueblo venezolano. 
Edward Rodríguez
@edwardr74


martes, 29 de enero de 2019

El futuro está comenzando




¿Quién se lo iba a imaginar? En tan solo 29 días, sino menos, de lo que va de 2019, la llama de la esperanza se volvió a encender en los venezolanos, y vaya de qué manera.

Cuando todo lucía sombrío, oscuro, cuando los análisis apuntaban a que este sería el peor año para Venezuela, a cinco días de haber llegado, todo cambió desde el seno del único poder legítimo y autónomo de Venezuela: la Asamblea Nacional.

Ese despertar de la esperanza y de sentir que el futuro con el que tanto se ha soñado y por el que se ha luchado, fue lo que le devolvió Juan Guaidó al país desde que asumió la presidencia del Parlamento y 18 días después, es decir, el 23 de enero, fue juramentado como Presidente encargado de Venezuela, tal como lo establece la Constitución.

Un líder circunstancial, o no, en este momento ese joven de 35 años y oriundo del estado Vargas, tiene la responsabilidad histórica, junto a un gran equipo conformado por los factores de la Unidad, de enrumbar al país hacia la transición que según ha dicho en reiteradas ocasiones, pasa por el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.

A los venezolanos, dentro y fuera del país, les toca seguir firmes en esta lucha que no es, ni será nada fácil. Veinte años durante los que saquearon, desmantelaron y hundieron a Venezuela, no se recuperan de un día para otro, pues las soluciones mágicas no existen; así que toca tener paciencia y mucha disposición para reconstruir la patria que no pudieron robarse por completo gracias a la resistencia de quienes sin perder la esperanza, lucharon sin descanso.

¿Qué viene ahora? Fortalecer la unidad entre el pueblo y los dirigentes políticos porque sin duda, juntos es como se han alcanzado las metas trazadas. Viene también el reencuentro, el perdón; que no se confunda con impunidad; no compremos esa tesis radical.

Trabajar por un mejor futuro, por un país de progreso y esperanza demanda de la participación de todos; todos son necesarios. No se puede voltear la tortilla y hacer, o peor, ser, lo que tanto se criticó y combatió en estas dos últimas décadas; las polarización debe acabar para poder avanzar y más nunca repetir los errores del pasado que tanta sangre y lágrimas ha costado.

El futuro está comenzando, está andando y queda en manos de cada venezolano seguir trabajando en él para afianzarlo, sobre todo para blindarlo y dejarle una Venezuela libre a nuestros hijos, que merecen y tienen derecho de crecer en una nación que les garantice salud, educación, seguridad y oportunidades de desarrollo en el ámbito personal y profesional.

Cierro este artículo con la siguiente frase de Winston Churchill: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.
Edward Rodríguez
@edwardr74







martes, 15 de enero de 2019

Promesas recicladas



El país se cae a pedazos. Inocentes venezolanos mueren en los hospitales por falta de medicinas, de insumos médicos, y también por un apagón al no funcionar las plantas eléctricas, pues al parecer era más importante llevarle unas Garotas al subdirector para su oficina, que repararlas.

Cinco mil venezolanos huyen a diario de la peor crisis humanitaria de la que se tenga memoria, ciudades enteras pasan doce horas y hasta más sin electricidad; también padecen por semanas la falta de agua y de gas.

El salario mínimo no alcanza ni para comprar un pollo, por más que lo aumenten todos los meses, no alcanza, se vuelve sal y agua; no hay efectivo, las estaciones de servicio colapsan porque no hay gasolina; en fin.

No caeré en los detalles de los malos chistes de Nicolás, de sus comentarios fuera de lugar, ni mucho menos en su imposibilidad de contener un eructo en plena cadena nacional de radio y televisión; mejor, revisemos el reciclaje de promesas que hizo, no para un año, sino para seis, imagínense ustedes.

Veamos, prometió acabar con la miseria y con los pobres, esto lo está cumpliendo poco a poco, porque los está acabando y matando de hambre, literalmente. Prometió disminuir los índices de desempleo y reactivar la industria, que se va a poner al frente de la fulana guerra económica, que asumirá la conducción de Pdvsa, que Dios nos agarre confesados; etc, etc, etc.

El detalle, no es prometer, el detalle, está en cumplir. Y hasta la fecha Maduro no ha cumplido nada; hasta se inventó una criptomoneda para, según él, salvar la economía, y a la fecha todo se ha quedado en pura ficción.

Destruyó el salario e hizo de Venezuela el único país del mundo en el que un aumento salarial causa angustia. Cinco aumentos salariales en 2018 y uno en lo que va de 2019 han representado seis momentos de terrible zozobra y depresión en la clase obrera de la que tanto habla y dice defender.

La lista de promesas, incoherencias y mentiras fue muy larga y repleta de clichés e ideas huecas, vacías.

Venezuela reclama por la conducción de alguien capaz y verdaderamente comprometido con la democracia y el progreso. El país cambió, los venezolanos cambiaron, y no se calan más el cuento de la caja de comida y los perniles que nunca llegan, el miedo se perdió, la revolución se perdió.

Se está a tiempo de deponer el orgullo y ambición.

“El hombre es amo de lo que calla, y esclavo de lo que dice”.
Edward Rodríguez.
@edwardr74

martes, 8 de enero de 2019

Voto de confianza a la AN



La “generación del 2007”, esa a la que el hoy difunto Hugo Chávez le mandó a echar  gas del bueno” vuelve a ser protagonista, y ¿por qué no?, a revivir la llama de la esperanza en los venezolanos, al conformar en buena parte la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional.

Desde el pasado 5 de enero los diputados Juan Guaidó, en la presidencia; Stalin González, en la segunda vicepresidencia; Edinson Ferrer, en la secretaría; conforman, junto a Edgar Zambrano en la primera vice presidencia y con amplia experiencia en el ámbito legislativo; la directiva del Parlamento para este año 2019 que no pinta nada fácil en lo político, económico y social.

Ya no como estudiantes, que dejaron sus pupitres para, en primera instancia, protestar en contra del cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV), y defender férreamente la libertad de expresión; sino que ahora como parlamentarios electos por 14 millones de venezolanos, desde el hemiciclo y desde cada rincón del país, les tocará seguir luchando por los derechos de cada hombre, mujer y niño de esta nación; y a demás enfrentar, constitucionalmente, a un régimen que se ha mantenido en el poder por 20 años y que ahora pretende seguirlo haciendo, pero usurpándolo.

Sin duda alguna, esta será una Asamblea Nacional de desafíos. La primera batalla es mantener la unidad y aglutinar esfuerzos en torno a lo que ocurrirá el 10 de enero del presente año cuando Maduro se convierta en usurpador de la Presidencia de la República; ya Guaidó lo dejó bien claro en su discurso el pasado 5 de enero al enviar el siguiente mensaje: “Nicolás, esta Asamblea Nacional no te va a juramentar”.

Les toca hilar muy fino para hacer frente a esta flagrante violación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la misma que redactaron quienes hoy la ultrajan; para no caer en provocaciones que también los lleve  salirse del marco constitucional.

Buena parte del mundo ha expresado su posición de desconocimiento a Nicolás y su combo a partir del 10 de enero, y al mismo tiempo han manifestado su reconocimiento al Parlamento; esto ya es un gran paso y un buen espaldarazo.

No sólo el apoyo internacional es indispensable en esta lucha, sino que también lo es el venezolano, al fin y al cabo, la solución está y pasa por nuestras manos; creo que así como se les pide a los dirigentes políticos que dejen las diferencias y las peleas absurdas a un lado, de nuestra parte, debemos hacer lo mismo, hay que darles un voto de confianza.

Desgastarnos y dedicar tiempo a atacar sin piedad al nuevo presidente de la Asamblea Nacional porque llegara al Parlamento con su familia, con su pequeña hija en brazos, raya en lo insólito, por decir lo menos. ¿Qué esperaban; que llegara acompañado de colectivos, de grupos de choque, con un arma en la cintura como quien quiere y no quiere la cosa?

La máxima que reza “la violencia es el arma de los que no tienen la razón”, cada día cobra fuerza en Venezuela; ese no es el camino y lo sabemos. Quien se jacte de ser demócrata, de luchar por la libertad, sabe que la violencia no es el sendero que hay que transitar. Una buena parte de estudiantes universitarios se lo decían a la nueva Junta Directiva de la AN, no quieren más muertos, no quieren más presos políticos, no quieren más exiliados, ¿por qué?, porque todos, absolutamente todos hacen falta en la lucha.

Toca a la “generación de 2007”, ahora, “generación 2019”, Juan Guaidó, Stalin González, Edinson Ferrer, Elimar Díaz, Miguel Pizarro, Marcos Bozo, Manuela Bolívar, Milagros Paz, Marialbert Barrios, Juan Andrés Mejías, Carlos Paparoni, Armando Armas, Desiree Barboza, Freddy Guevara, Gaby Arellano, José Manuel Olivares, Juan Requesens, entre otros diputados; desde sus curules, exilio y hasta celdas, seguir luchando por Venezuela, por su rescate, por su libertad, por su reconstrucción.

Está en sus manos encender y mantener la llama de la esperanza, de que sí se puede, de que no todo está perdido. El futuro que ellos eran hace doce años, ahora son el presente. La pregunta es: ¿Les mandarán a echar otra vez “gas del bueno”?

Demos un voto de confianza a la AN.
Edward Rodríguez
@edwardr74
  


lunes, 31 de diciembre de 2018

El reto de Guaidó



Hace un par de años atrás, acompañé a Juan Guaidó en una gira de medios en el Zulia, en solidaridad con el dirigente y diputado del Consejo Legislativo del estado Zulia (Clez) para ese entonces, Lester Toledo, perseguido y obligado abandonar el país por denunciar la corrupción del gobernador Francisco Arias Cárdenas.  

Entre una visita y otra, recuerdo que Guaidó me relataba sobre su adolescencia y la experiencia que vivió junto a su familia durante la tragedia de Vargas ocurrida en diciembre de 1999, la cual lo marcó para siempre; su casa se inundó y tuvo que a abandonarla junto a su mamá y hermanos para ir a refugiarse en el municipio Machiques. Tras la “normalización” de la situación lograron recuperar la vivienda, pero la familia se dividió.

Sólo el que vivió el desastre de Varga, y los que lo cubrimos como periodistas, sabemos lo que significa perder todo en cuestión de horas y quedar a la deriva, deambulando y sin un futuro en el horizonte.

Guadió es hijo de la tragedia de Vargas, lo que me hace considerar que la sensibilidad social es parte de él, parte de su esencia como persona. Su lucha social comenzó en el 2007 tras el cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV), posteriormente se incorporó a una organización política y desde ese momento acompañó a varios dirigentes en ese duro camino en el que a unos los llevó cárcel, al exilio y hasta a la muerte.

Juan Guiadó, con apenas 35 años de edad, ahora tiene un gran reto al presidir desde el próximo 5 de enero de 2019 la Asamblea Nacional.

Lo primero que considero debe tener en cuenta, es estar consciente que esa presidencia es producto de la expresión de un acuerdo nacional de los principales partidos políticos, compromiso que han respetado y al que se llegó luego del triunfo de las parlamentarias en diciembre del 2015, fecha histórica y de quiebre, pues la oposición demostró que sí se le puede ganar al Gobierno de manera contundente, y el Gobierno también entendió que puede perderlo todo.

Lo segundo a tener presente es la sensatez para dirigir al único poder legítimo y autónomo que sigue en pie a pesar de los zarpazos y ataques de lado y lado; y que ha frenteado a este Gobierno que no respeta ni las señales de tránsito. Con aciertos y desaciertos, los antecesores de Guiadó culminaron sus períodos, y eso es importante reconocer y destacar. 

Dicen que aprender de los errores es importante, pero lo es más si no se cometen nuevamente, es decir, ni excesos con la lengua, ni silencios para pasar por debajo de la mesa.

El próximo presidente de la Asamblea Nacional, por cierto, el más joven de la historia, recibirá un Parlamento en el que sus colegas y compañeros diputados no cobran, y sus trabajadores lo hacen a medias, razón por lo que hay que organizar  la casa primero para poder funcionar y evitar que se le caiga encima, pero eso sí, que no lo consuma esa situación. Hay que avanzar en la instrumentación de leyes, mantener la posición de lucha contra el Gobierno y tener la inteligencia de no dejarse llevar por la emoción, ni pisar los peines de las adulaciones y egos.

De entrada tendrá que marcar el destino de la gestión, sin desgastarse en peleas superfluas por la presencia o no de un cuadro del fallecido Hugo Chávez; hay que recordar que a partir del 10 de enero estaremos en presencia de un Presidente de la República ilegítimo que poco le importa ese título y que se sostiene con los poderes construidos a su medida, y que precisamente en el 2019 cumplen nada más y nada menos que 20 años en el poder.

La razón deberá imperar en todo momento pues el radicalismo y el fulano cuento de camino de que el Gobierno esta caído, que el trabajo internacional ya está listo para despojar al inquilino de Miraflores, es sólo parte de la ficción.

El reto de Guaidó estará en mantener a la oposición unida, que actualmente no lo está, cabalgar sobre las diferencias y tener claro que a veces es mejor un mal acuerdo, que un juicio exitoso; entre la estupidez y la locura sólo hay un paso. 

A Guaidó lo acompaña el tiempo, es decir, estar en el momento preciso y a la hora indicada; pudieron ser otros, pero ya eso no es tema de discusión.

El 2019 será un año crucial para Venezuela.
Edward Rodríguez
@edwardr74


martes, 18 de diciembre de 2018

Nicolás Grinch



Sin duda la conjugación del nombre del símbolo de la Navidad “capitalista”sin la palabra Santa, y la antítesis de la alegría como es el personaje verde y misterioso al que no le gusta la felicidad decembrina, cobra un sentido especial para los venezolanos al unir estas dos palabras; “Nicolás Grinch”.

Este diciembre, que aún no termina, puede traernos sorpresas como ha ocurrido en los últimos años: los famosos Dakazos, jugueterías, supermercados y todo lo que significara bajar los precios, regalar la mercancía y candado a los comercios, pudiera tener una versión nueva antes del 31.

Nicolás en seis años ha llevado al país a casi una quiebra absoluta, sólo que ya aprendimos, en carne propia, que arruinar una nación no se logra de la noche a la mañana, por el contrario, lleva tiempo y dedicación, y vaya que en Venezuela le han puesto un camión de ganas y trabajo para hacerlo en tiempo récord.

En el 2013 por citar un ejemplo económico, la inflación fue de 53%, pero cinco años después es de más de 700 mil por ciento; si a producción de crudo se refiere, tenemos que de dos millones 500 mil pasamos a un millón 200 mil; también tenemos la emigración más alta en 19 años y la cual se acentuó en los últimos seis años. Cifras van y vienen, pero ninguna baja de los cuatro millones de venezolanos que salieron huyendo del país en busca de un mejor porvenir.

Las universidades casi desiertas aguantando la pela, alumnos y docentes dejando aulas desiertas, los hospitales sin insumos, las estadísticas de enfermedades ya  erradicadas en siglos pasados vuelven a la palestra, los militares cada vez más subordinados.

La calle apagada, pero como dicen por allí “la república va por dentro”, ya ni los bolívares alcanzan pese que le quitaron ocho ceros, y lo más asombroso: los dólares tampoco alcanzan para vivir, algo inimaginable. Un pan de jamón que cuesta 12 dólares en Miami, en Venezuela está 7 dólares “por ahora”, de tamaño  pequeño y sin mucho jamón; si de las hallacas se trata, el precio también es internacional.

Este es más o menos el resumen del Nicolás que está en Venezuela y que ahora de manera inconstitucional espera proclamarse como Presidente por seis años más, pregonando el socialismo.

El 10 de enero de 2019 posiblemente veremos una coronación, una juramentación con la presencia de los concejales, gobernadores, gabinete, milicia, misioneros e invitados especiales turcos, cubanos, iraníes, chinos y rusos así como también sus entrañables y chulos “amigos” Evo, los beneficiados de las isla caribeñas y el infaltable Daniel Ortega.

Leía en estos días una entrevista que le hizo el diario El País de España a Slavoj Zizek, filósofo esloveno muy controversial; donde decía que él no defiende el viejo comunismo, sino un nuevo comunismo globalista, hablaba de los nuevos retos como  son la ecología y renovar el estado de bienestar, entre otros puntos. Lo paradójico es que en Venezuela no están con el pasado, ni con el futuro.

Zizek  advirtió durante años que Hugo Chávez acabaría mal, porque “no veía lo nuevo”, sólo era “un Fidel con dinero, no resolvía los problemas, echaba dinero a los problemas”. Quizás valdría la pena preguntarle qué opinión le merece del sucesor de  Hugo.

Al final el Grinch terminó entendiendo y queriendo la Navidad, no se si Nicolás lo llegará a hacer algún día.
Edward Rodrígurez
@edwardr74

Hay que jugarle limpio a Venezuela

  Después de casi cinco años sin sentarme a escribir un artículo de opinión, que hacía con rigurosidad todas las semanas hasta diciembre del...