martes, 29 de agosto de 2017

¿Qué cuenta pendiente tiene Baduel?



Yo odio, tú odias, él odia, ellos odian, nosotros odiamos, todos odiamos (menos el régimen, no, ellos “serían incapaces”). El verbo odio, en todas sus conjugaciones, está de moda en Venezuela según el Gobierno, tanto, que a través de su brazo ejecutor, entiéndase ANC, redactarán una Ley contra el odio.

Me imagino que el estatuto se trata de sanciones contra la catarsis natural afectiva de querer o no querer a alguien, esto respondiendo a las constantes increpancias que viven los funcionarios del régimen en el exterior por parte de alguno de los dos millones de venezolanos que han salido del país en el período de la “Revolución bonita”.

Sin traspasar las fronteras y ante la saña pública y notoria demostrada en las últimas semanas, yo pregunto: ¿quién odia tanto al general Raúl Isaías Baduel?

Resulta sorprendente que después de 20 días de haberlo sacado de la cárcel de Ramo Verde sus familiares y abogados no tengan noticias del paradero del ex ministro de defensa del fallecido Hugo Chávez.

Conversando y leyendo el trabajo de cuatro colegas para ilustrarme un poco de lo que encierra Baduel, todos coinciden en sus apreciaciones: hombre llanero como Hugo, amigo suyo desde la Academia militar, compadres de sacramento y con quien participó en el primer pacto de la Revolución conocido como el “Juramento del Samán de Güere”, del que hoy sólo pueden dar fe el ex director de la extinta Disip, Jesús Urdaneta Hernández, desaparecido de la escena pública como los dos primeros.

El general no participó en el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 como tampoco lo hizo en el “Carmonazo” del 2002, lo que lo muestra como un hombre alejado de esas tesis de irrumpir en el poder por la fuerza militar.

Fue quien rescató a Chávez en La Orchila el 13 de abril del 2002, lo llevó a Miraflores, lloraron juntos e iniciaron un segundo capítulo, puesto que el mismo Hugo Rafael llegó a pensar antes del 11 de abril que el movimiento golpista que se gestó en su contra lo lideraba su compadre, pero se equivocó.

Mi colega y ex compañera de Rctv, Anahís Cruz, a quien Baduel le prohibió la entrada a la Guarnición militar de Aragua en plena rueda de prensa, lo describe como un hombre amable, callado, místico, organizado y devoto de la Virgen de la Milagrosa.

De los años en la cárcel a la que fue a parar por la “apropiación indebida de 3,9 millones de dólares” mientras fue ministro; dos colegas lo describen como un hombre respetuoso, conocedor de la Constitución, admirador de Mandela y asiduo oyente de música sacra. En la prisión vivió torturas y castigos para desmoralizarlo y enloquecerlo.

El mismo Raúl Isaías llegó a decir en su momento que fue Fidel Castro quien pidió eliminarlo, pero Fidel ya no está, ni Hugo tampoco, entonces volvemos a preguntarnos: ¿quién odia tanto a Baduel?, ¿Con qué funcionario del régimen tiene una cuenta pendiente?.

Lo que sí demandamos, sin tener ninguna afinidad con el general, es el respeto a los derechos humanos, esos que tanto pregona el régimen; por años nos han machacado la historia del macabro asesinato político de Alberto Lovera ocurrido en 1965, yo ni había nacido, pero igual lo deploro. El Gobierno es responsable de la vida del general Baduel; esperemos que no se les pase la mano y termine como Lovera encadenado de brazos y piernas en una playa de Lechería.
Edward Rodríguez
@edwardr74


martes, 22 de agosto de 2017

Padrino y su Tucano



Aún un poco ensordecido por el ruido del motor del avión Tucano en el que se montó Vladimir Padrino, este fin de semana para enviar una “contundente amenaza” al Imperio yanqui, redacto este artículo.

No he podido dejar de ver el video que publicó el aventurero ministro de defensa en las redes sociales, y me pregunto si tal advertencia daría más risa o más miedo al pueblo estadounidense o al mismísimo Presidente Donald Trump.

Seguramente al mayor general le vendieron la idea de aprovechar el ejercicio militar para lanzar el ultimátum: “si no te vencen, venceremos”; bueno, yo creo que ya de arrancada estamos vencidos.

Aunque la acción es inevitablemente risible, por lo menos pudieron guardar las apariencias y en vez montarlo en un Tucano, avión de ataque ligero, y además adquiridos en el año 1986; pudo subirse a Sukhoi o un F-16, una aeronave con más potencia; pero como no sabemos en realidad qué pasó, podemos presumir que el ministro de sintió más cómodo en el Tucano, o simplemente era un chistecito de fin de semana.

Lo cierto es que desde que el Presidente de Estados Unidos anunció la posibilidad de una intervención militar en Venezuela, el gobierno de Nicolás festejó dicha amenaza porque la convirtió en una conveniente fortaleza de cara a las elecciones regionales. Ahora con más razón, todo es y será culpa del Imperio “mesmo”.

Sin lugar a dudas esas palabras de Trump sólo representan una bravuconada más, un anuncio irresponsable e improvisado como suele manejar esta administración de la primera potencia del mundo, en vez de beneficiar al pueblo venezolano lo que hace es crear más incertidumbre.

La estrategia del régimen es movernos por la arena de la confrontación, de la guerra asimétrica, del despliegue de tropas a las fronteras, de la preparación para el conflicto que nunca va llegar. Es parte de la campaña de distracción.

Por eso, a lo mejor, volveremos a ver las fulanas maniobras y los tanques en terrenos fangosos disparando a “enemigos de cartón” pero al fin y al cabo un ejercicio con más características mediáticas, que militares.

Recuerdo que como corresponsal de Rctv en el Zulia en varias oportunidades nos desplazamos a Paraguachón, cada vez que al Presidente Chávez le daba por cerrar las fronteras con Colombia cuando tenía alguna diferencia con su homólogo, Álvaro Uribe. 

Lo que veíamos en la vía hacia la frontera eran alcabalas con tres o cuatro reclutas, y gandolas remolcando tanques sin batería que apostaban en la Troncal. A primera vista generaba impacto, pero a los cinco minutos se esfumaba. Gracias a Dios nunca hubo confrontación.

Preocupante y tristemente las amenazas militares de la Revolución parecieran sólo ser un chiste para provocar la risa de propios y extraños.

Que el aturdidor ruido del motor del súper Tucano del año 1986 desde donde el ministro Padrino López habló el fin de semana no nos distraiga; sigamos en lo nuestro: elecciones regionales, calle y presión internacional porque eso sí es la verdadera amenaza contra el régimen de Nicolás y ellos lo saben. Cambio y fuera.

Edward Rodríguez
@edwardr74



martes, 15 de agosto de 2017

Hay que dar la pelea



Comenzó la carrera y vamos a ganarla, pero hay que dar la pelea. El panorama pinta complejo porque los contrincantes son candidatos de los cuarteles, que a pesar de que se visten de civil, al primer toque de diana salen despavoridos a parárseles firmes para recibir las órdenes de quienes verdaderamente mandan en Venezuela, lo demás es un circo de los más malos y baratos del mundo.

No tengo la menor duda que el día y a la hora que sea, en los centros y mesas que seleccionen, los candidatos de la oposición lograrán un triunfo rotundo en las elecciones regionales adelantadas para octubre por “solicitud” de la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente.

A estas alturas a nadie debe extrañarle la actuación de la ANC, ellos juegan así, están en el poder, son unos forajidos que de política entienden muy poco, que no quieren negociar y que en la única tierra donde pueden vivir como reyes y transitar libremente, pero con la amenaza latente de ser blanco de escrache, es esta, nuestra Venezuela.

Ahora bien, el reto no sólo de los partidos políticos, sino del resto de los que conforman la oposición en el país, es lograr una Unidad sincera y sin radicalismo. 

Hay que ir con los mejores candidatos en la primera línea de la carrera, si los inhabilitan, como ya está advertido; hay que relevarlos por los de la segunda línea que deben ser excelentes opciones, y si a estos también los sacan de juego, pues sustitúyanlos por los del tercer frente, que lógicamente deben ser mucho mejor que los primeros y segundos. No importa el partido al que pertenezcan, lo importante es ganar la carrera de las 23 gobernaciones.

Les aseguro que hombres de la talla como Pompeyo Márquez, el mismo Teodoro Petkoff o Douglas Bravo en aquellos años de odisea y rebeldía por las montañas llegaron a pensar, en esas noches de soledad, que el camino emprendido de llegar al poder por las armas era tan engorroso, tan difícil e inalcanzable que buscaron el mejor momento para regresar y dar la pelea en tierra firme y siempre con las condiciones adversas.

Esos 23 candidatos que mañana serán gobernadores de la alternativa merecen nuestro respaldo, están poniendo toda la carne en el asador, se van jugar la libertad como se la jugó Leopoldo López, Antonio Ledezma, Daniel Ceballos, cientos de jóvenes, alcaldes perseguidos y exiliados, y todo aquel que represente peligro para el régimen.

Hay que jugársela con los mejores hombres y mujeres para seguir avanzado en la recuperación de nuestra Venezuela, por eso desde esta tribuna le pedimos a nuestros líderes que mantengan la coherencia, la unidad por sobre todas las cosas, que resuelvan los conflictos puertas adentro, que hagan votos de desprendimiento pues los estados no son de individualidades, recuerden que esta lucha es por Venezuela.

El Táchira no se merece una segunda reelección de Vielma Mora, que había anunciado no participar; de Arias Cárdenas en el Zulia, quien también a puertas cerradas daba esa opción por descartada, o en Miranda a Héctor Rodríguez; ellos son el pasado y hay que derrotarlos en las urnas electorales a las que tanto le han sacado el cuerpo porque se saben perdidos, por no decir que extinguidos.

Participemos en la carrera, pero hay que dar la pelea.
Edward Rodríguez

@edwardr74

martes, 8 de agosto de 2017

¿Y por qué no las regionales?



Inicio estas líneas con una experiencia que viví este fin de semana. Me tomé con mi familia y amigos unos días; nos fuimos a los llanos venezolanos, específicamente al estado Barinas, cuna del fallecido presidente Hugo Chávez, del que por cierto, no hay el más mínimo recuerdo.

En Barinas navegamos, hicimos rafting en dos en los caudales de dos ríos que nacen en los picos andinos, algo único e inigualable que reconforta, que nos pone en contacto directo con la majestuosidad y grandeza de este país, y por su puesto nos llena de fuerzas, esperanzas y un sinfín de motivos para seguir luchando por Venezuela.

Cuando nos conducían del pueblo de Acequias hacia el sitio exacto para navegar, y nos adentrábamos en las montañas, como era de esperarse, el tema principal de las 25 personas que participaríamos de la actividad recreativa, fue las benditas elecciones regionales. Sólo tres, incluyéndome, de los 25, opinamos que tenemos que ir al proceso; mientras que los otros 22 compañeros se dedicaron a lapidar a la MUD.

Recuerdo comentarios como: “¿Para qué vamos a participar, para que nos roben nuevamente y Tibisay vuelva anunciar a la media noche que ellos obtuvieron más o menos gobernaciones que nosotros?. También decían “los políticos lo único que piensan es en sus negocios, llegar al poder y nos les importa la muerte de más de 100 jóvenes en estas protestas”.

Cada argumento más sustentado que el otro y expresado con mucha vehemencia;  todos parecían analistas políticos con su verdad, vaya tarea tan difícil convencerlos de lo que yo considero que debemos hacer: participar en las regionales.

Allí estábamos, los tres contra 22, un debate desigual en número pero había que darlo antes de llegar al río, nuestros argumentos se basaron, primero en, defender la calle como acción principal, es en la calle donde hemos demostrado al régimen y al mundo que somos una gran mayoría y con una fuerza inquebrantable; hasta en los pueblitos del llano como Acequias han salido manifestar, no nos hemos enterado porque no hay medios que lo reseñen.

El segundo argumento expuesto fue la presión internacional que han emprendido nuestros políticos en el exilio, nuestros compatriotas regados por el mundo; y las esposas de los presos y perseguidos políticos del régimen, gracias a todos estos esfuerzos hoy más países están más pendientes de Venezuela y actuando en la medida de sus posibilidades para contribuir en la lucha por la democracia en el país.

Finalmente el tercer y más emblemático argumento fue, el deber y el derecho a votar;  si no lo hacemos nosotros, el régimen con el pírrico y escuálido apoyo que les queda,  volverán hacer lo que hicieron con la elección de la Constituyente. Ellos juegan a que no nos inscribamos, juegan a desmoralizarnos; si no participamos ellos se siguen quedando con el país, pues las elecciones las van hacer truene o relampaguee.

En aquellas majestuosas montañas de los inigualables llanos venezolanos me tocó recordarle a mis compañeros de rafting que si nos inscribimos le ganamos la mayoría de las gobernaciones, como ocurrió en el 2015 con la Asamblea Nacional, donde obtuvimos 113 curules, cuando las proyecciones más optimistas apuntaban a que serían 80. Contra la soberanía del pueblo no puede nada, ni nadie.

Soy de los que cree que es mejor correr que quedarse sentado viendo la carrera, eso sí, tenemos que escoger a los mejores hombres y mujeres a través de las Primarias para ir unidos y blindados a esas elecciones regionales, de las que hasta el momento y según un reciente estudio de una firma extranjera de inversiones, la oposición ganaría 18 de las 23 gobernaciones.

Entonces, ¿Y por qué no las regionales?
Edward Rodríguez

@edwardr74

martes, 1 de agosto de 2017

SOMOS MAYORÍA y ellos lo saben



La semana pasada lo dije, guardaba esperanza de que no se diera, pero el domingo 30 de julio a las 11.50 pm Tibisay Lucena lo hizo oficial: la Constituyente se materializaba gracias al fraude más insolente y vulgar del que se tenga conocimiento en la historia de Venezuela.
Se quitaron las caretas y le dieron rienda al hampa electoral, es decir, la señora Lucena cumplió a cabalidad lo que se le encomendó.

Hoy seguramente usted siente que la MUD no lo hizo bien, que las estrategias no lograron frenar la Constituyente, pero déjeme decirle que se hizo todo lo humanamente posible y usted hizo todo lo que más pudo; por eso hay que seguir remando este barco con más fuerza porque, aunque ahorita no lo vea, ni lo sienta, cada vez estamos más cerca de alcanzar la libertad, créame que sí.

Nadie dijo que sería fácil salir de una dictadura disfrazada y que hoy ante el mundo ya está desnuda, imagínense por un instante el rostro de los integrantes del comando Zamora, incluyendo la del triste célebre comandante Gato, Jesse Chacón, cuando la rectora del fraude les reportaba cada 60 minutos cómo iba el proceso, esperaban unos números y los que recibían eran otros, muy pírricos, por cierto.

No les daban las matemáticas ni la logística para ser las primeras horas de la mañana, al mediodía entraron en crisis pues estimaban tener un 20% y no llevaban ni el 10% según mis fuentes y el análisis del histórico comportamiento electoral venezolano.

En todo proceso electoral, aproximadamente a las 2.00 pm, el comando de campaña maneja una proyección real, sabe con lo que cuenta para delinear las estrategias con miras a la operación remate y cierre de mesas; el domingo los zamoranos prácticamente parapléjicos, sólo pudieron pensar en recrudecer la represión, con saldo de 16 fallecidos, y maquillar los números.

En principio querían anunciar la cifra 10 millones de votos, aquellos 10 millones “por el buche” que no logró en sus buenos tiempos el padre de la hoy moribunda Revolución Bolivariana, Hugo Chávez; sin embargo, en medio del delirio de los cabeza caliente, alguno con un cuarto de dosis de sensatez dijo “llevémoslo a ocho millones que fue lo que obtuvimos en la última elección del comandante en el 2012”, a lo que un camarada respondió:  “perfecto compañero, no se hable más del asunto, llamen a Tibisay para que se monte en eso”.  

A partir de allí vimos las ruedas de prensa del Dr. Cinismo, después la del seguramente presidente de ANC fraudulenta, seguidamente la de Padrino con los verdes, y por último vimos el concierto para 100 personas que montaron en la Plaza Bolívar en Caracas, aquello daba pena ajena.

Finalmente llegó el momento. Esta vez no vimos la acostumbrada baranda del CNE; Tibisay salió de su oficina con sus tres comadres para anunciar en cadena nacional de radio y TV que habían obtenido 8.089.020 votos.

Sin duda alguna hoy somos mayoría y ellos lo saben; cuentan a lo sumo con menos de tres millones de simpatizantes. Acabaron con el legado de Chávez, botaron por el balcón del pueblo más de cinco millones de venezolanos que confiaba en la revolución.

Como dijo un día el rector de la Universidad de Salamanca, Miguel de Unamuno, en plena guerra civil española el 12 de octubre de 1936 al general José Millán Astray “venceréis, pero convenceréis.  Venceréis, porque tenéis demasiada fuerza bruta, pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha”.

Hoy ellos no tienen razón ni tienen lucha; nosotros sí.

SOMOS MAYORÍA y ellos lo saben.

                                                                                                           Edward Rodríguez
@edwardr74


Hay que jugarle limpio a Venezuela

  Después de casi cinco años sin sentarme a escribir un artículo de opinión, que hacía con rigurosidad todas las semanas hasta diciembre del...