martes, 29 de enero de 2019

El futuro está comenzando




¿Quién se lo iba a imaginar? En tan solo 29 días, sino menos, de lo que va de 2019, la llama de la esperanza se volvió a encender en los venezolanos, y vaya de qué manera.

Cuando todo lucía sombrío, oscuro, cuando los análisis apuntaban a que este sería el peor año para Venezuela, a cinco días de haber llegado, todo cambió desde el seno del único poder legítimo y autónomo de Venezuela: la Asamblea Nacional.

Ese despertar de la esperanza y de sentir que el futuro con el que tanto se ha soñado y por el que se ha luchado, fue lo que le devolvió Juan Guaidó al país desde que asumió la presidencia del Parlamento y 18 días después, es decir, el 23 de enero, fue juramentado como Presidente encargado de Venezuela, tal como lo establece la Constitución.

Un líder circunstancial, o no, en este momento ese joven de 35 años y oriundo del estado Vargas, tiene la responsabilidad histórica, junto a un gran equipo conformado por los factores de la Unidad, de enrumbar al país hacia la transición que según ha dicho en reiteradas ocasiones, pasa por el cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.

A los venezolanos, dentro y fuera del país, les toca seguir firmes en esta lucha que no es, ni será nada fácil. Veinte años durante los que saquearon, desmantelaron y hundieron a Venezuela, no se recuperan de un día para otro, pues las soluciones mágicas no existen; así que toca tener paciencia y mucha disposición para reconstruir la patria que no pudieron robarse por completo gracias a la resistencia de quienes sin perder la esperanza, lucharon sin descanso.

¿Qué viene ahora? Fortalecer la unidad entre el pueblo y los dirigentes políticos porque sin duda, juntos es como se han alcanzado las metas trazadas. Viene también el reencuentro, el perdón; que no se confunda con impunidad; no compremos esa tesis radical.

Trabajar por un mejor futuro, por un país de progreso y esperanza demanda de la participación de todos; todos son necesarios. No se puede voltear la tortilla y hacer, o peor, ser, lo que tanto se criticó y combatió en estas dos últimas décadas; las polarización debe acabar para poder avanzar y más nunca repetir los errores del pasado que tanta sangre y lágrimas ha costado.

El futuro está comenzando, está andando y queda en manos de cada venezolano seguir trabajando en él para afianzarlo, sobre todo para blindarlo y dejarle una Venezuela libre a nuestros hijos, que merecen y tienen derecho de crecer en una nación que les garantice salud, educación, seguridad y oportunidades de desarrollo en el ámbito personal y profesional.

Cierro este artículo con la siguiente frase de Winston Churchill: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.
Edward Rodríguez
@edwardr74







martes, 15 de enero de 2019

Promesas recicladas



El país se cae a pedazos. Inocentes venezolanos mueren en los hospitales por falta de medicinas, de insumos médicos, y también por un apagón al no funcionar las plantas eléctricas, pues al parecer era más importante llevarle unas Garotas al subdirector para su oficina, que repararlas.

Cinco mil venezolanos huyen a diario de la peor crisis humanitaria de la que se tenga memoria, ciudades enteras pasan doce horas y hasta más sin electricidad; también padecen por semanas la falta de agua y de gas.

El salario mínimo no alcanza ni para comprar un pollo, por más que lo aumenten todos los meses, no alcanza, se vuelve sal y agua; no hay efectivo, las estaciones de servicio colapsan porque no hay gasolina; en fin.

No caeré en los detalles de los malos chistes de Nicolás, de sus comentarios fuera de lugar, ni mucho menos en su imposibilidad de contener un eructo en plena cadena nacional de radio y televisión; mejor, revisemos el reciclaje de promesas que hizo, no para un año, sino para seis, imagínense ustedes.

Veamos, prometió acabar con la miseria y con los pobres, esto lo está cumpliendo poco a poco, porque los está acabando y matando de hambre, literalmente. Prometió disminuir los índices de desempleo y reactivar la industria, que se va a poner al frente de la fulana guerra económica, que asumirá la conducción de Pdvsa, que Dios nos agarre confesados; etc, etc, etc.

El detalle, no es prometer, el detalle, está en cumplir. Y hasta la fecha Maduro no ha cumplido nada; hasta se inventó una criptomoneda para, según él, salvar la economía, y a la fecha todo se ha quedado en pura ficción.

Destruyó el salario e hizo de Venezuela el único país del mundo en el que un aumento salarial causa angustia. Cinco aumentos salariales en 2018 y uno en lo que va de 2019 han representado seis momentos de terrible zozobra y depresión en la clase obrera de la que tanto habla y dice defender.

La lista de promesas, incoherencias y mentiras fue muy larga y repleta de clichés e ideas huecas, vacías.

Venezuela reclama por la conducción de alguien capaz y verdaderamente comprometido con la democracia y el progreso. El país cambió, los venezolanos cambiaron, y no se calan más el cuento de la caja de comida y los perniles que nunca llegan, el miedo se perdió, la revolución se perdió.

Se está a tiempo de deponer el orgullo y ambición.

“El hombre es amo de lo que calla, y esclavo de lo que dice”.
Edward Rodríguez.
@edwardr74

martes, 8 de enero de 2019

Voto de confianza a la AN



La “generación del 2007”, esa a la que el hoy difunto Hugo Chávez le mandó a echar  gas del bueno” vuelve a ser protagonista, y ¿por qué no?, a revivir la llama de la esperanza en los venezolanos, al conformar en buena parte la nueva junta directiva de la Asamblea Nacional.

Desde el pasado 5 de enero los diputados Juan Guaidó, en la presidencia; Stalin González, en la segunda vicepresidencia; Edinson Ferrer, en la secretaría; conforman, junto a Edgar Zambrano en la primera vice presidencia y con amplia experiencia en el ámbito legislativo; la directiva del Parlamento para este año 2019 que no pinta nada fácil en lo político, económico y social.

Ya no como estudiantes, que dejaron sus pupitres para, en primera instancia, protestar en contra del cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV), y defender férreamente la libertad de expresión; sino que ahora como parlamentarios electos por 14 millones de venezolanos, desde el hemiciclo y desde cada rincón del país, les tocará seguir luchando por los derechos de cada hombre, mujer y niño de esta nación; y a demás enfrentar, constitucionalmente, a un régimen que se ha mantenido en el poder por 20 años y que ahora pretende seguirlo haciendo, pero usurpándolo.

Sin duda alguna, esta será una Asamblea Nacional de desafíos. La primera batalla es mantener la unidad y aglutinar esfuerzos en torno a lo que ocurrirá el 10 de enero del presente año cuando Maduro se convierta en usurpador de la Presidencia de la República; ya Guaidó lo dejó bien claro en su discurso el pasado 5 de enero al enviar el siguiente mensaje: “Nicolás, esta Asamblea Nacional no te va a juramentar”.

Les toca hilar muy fino para hacer frente a esta flagrante violación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la misma que redactaron quienes hoy la ultrajan; para no caer en provocaciones que también los lleve  salirse del marco constitucional.

Buena parte del mundo ha expresado su posición de desconocimiento a Nicolás y su combo a partir del 10 de enero, y al mismo tiempo han manifestado su reconocimiento al Parlamento; esto ya es un gran paso y un buen espaldarazo.

No sólo el apoyo internacional es indispensable en esta lucha, sino que también lo es el venezolano, al fin y al cabo, la solución está y pasa por nuestras manos; creo que así como se les pide a los dirigentes políticos que dejen las diferencias y las peleas absurdas a un lado, de nuestra parte, debemos hacer lo mismo, hay que darles un voto de confianza.

Desgastarnos y dedicar tiempo a atacar sin piedad al nuevo presidente de la Asamblea Nacional porque llegara al Parlamento con su familia, con su pequeña hija en brazos, raya en lo insólito, por decir lo menos. ¿Qué esperaban; que llegara acompañado de colectivos, de grupos de choque, con un arma en la cintura como quien quiere y no quiere la cosa?

La máxima que reza “la violencia es el arma de los que no tienen la razón”, cada día cobra fuerza en Venezuela; ese no es el camino y lo sabemos. Quien se jacte de ser demócrata, de luchar por la libertad, sabe que la violencia no es el sendero que hay que transitar. Una buena parte de estudiantes universitarios se lo decían a la nueva Junta Directiva de la AN, no quieren más muertos, no quieren más presos políticos, no quieren más exiliados, ¿por qué?, porque todos, absolutamente todos hacen falta en la lucha.

Toca a la “generación de 2007”, ahora, “generación 2019”, Juan Guaidó, Stalin González, Edinson Ferrer, Elimar Díaz, Miguel Pizarro, Marcos Bozo, Manuela Bolívar, Milagros Paz, Marialbert Barrios, Juan Andrés Mejías, Carlos Paparoni, Armando Armas, Desiree Barboza, Freddy Guevara, Gaby Arellano, José Manuel Olivares, Juan Requesens, entre otros diputados; desde sus curules, exilio y hasta celdas, seguir luchando por Venezuela, por su rescate, por su libertad, por su reconstrucción.

Está en sus manos encender y mantener la llama de la esperanza, de que sí se puede, de que no todo está perdido. El futuro que ellos eran hace doce años, ahora son el presente. La pregunta es: ¿Les mandarán a echar otra vez “gas del bueno”?

Demos un voto de confianza a la AN.
Edward Rodríguez
@edwardr74
  


Hay que jugarle limpio a Venezuela

  Después de casi cinco años sin sentarme a escribir un artículo de opinión, que hacía con rigurosidad todas las semanas hasta diciembre del...