¿Quién
se lo iba a imaginar? En tan solo 29 días, sino menos, de lo que va de 2019, la
llama de la esperanza se volvió a encender en los venezolanos, y vaya de qué
manera.
Cuando
todo lucía sombrío, oscuro, cuando los análisis apuntaban a que este sería el
peor año para Venezuela, a cinco días de haber llegado, todo cambió desde el
seno del único poder legítimo y autónomo de Venezuela: la Asamblea Nacional.
Ese despertar
de la esperanza y de sentir que el futuro con el que tanto se ha soñado y por
el que se ha luchado, fue lo que le devolvió Juan Guaidó al país desde que
asumió la presidencia del Parlamento y 18 días después, es decir, el 23 de
enero, fue juramentado como Presidente encargado de Venezuela, tal como lo
establece la Constitución.
Un
líder circunstancial, o no, en este momento ese joven de 35 años y oriundo del
estado Vargas, tiene la responsabilidad histórica, junto a un gran equipo
conformado por los factores de la Unidad, de enrumbar al país hacia la
transición que según ha dicho en reiteradas ocasiones, pasa por el cese de la
usurpación, gobierno de transición y elecciones libres.
A los
venezolanos, dentro y fuera del país, les toca seguir firmes en esta lucha que
no es, ni será nada fácil. Veinte años durante los que saquearon, desmantelaron
y hundieron a Venezuela, no se recuperan de un día para otro, pues las
soluciones mágicas no existen; así que toca tener paciencia y mucha disposición
para reconstruir la patria que no pudieron robarse por completo gracias a la
resistencia de quienes sin perder la esperanza, lucharon sin descanso.
¿Qué
viene ahora? Fortalecer la unidad entre el pueblo y los dirigentes políticos
porque sin duda, juntos es como se han alcanzado las metas trazadas. Viene
también el reencuentro, el perdón; que no se confunda con impunidad; no
compremos esa tesis radical.
Trabajar
por un mejor futuro, por un país de progreso y esperanza demanda de la
participación de todos; todos son necesarios. No se puede voltear la tortilla y
hacer, o peor, ser, lo que tanto se criticó y combatió en estas dos últimas
décadas; las polarización debe acabar para poder avanzar y más nunca repetir
los errores del pasado que tanta sangre y lágrimas ha costado.
El
futuro está comenzando, está andando y queda en manos de cada venezolano seguir
trabajando en él para afianzarlo, sobre todo para blindarlo y dejarle una
Venezuela libre a nuestros hijos, que merecen y tienen derecho de crecer en una
nación que les garantice salud, educación, seguridad y oportunidades de
desarrollo en el ámbito personal y profesional.
Cierro
este artículo con la siguiente frase de Winston Churchill: “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las
próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.
Edward Rodríguez
@edwardr74
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