Los zulianos vivieron cinco días de pesadilla producto
del caos eléctrico que se originó por un supuesto “acto terrorista” en el
Puente sobre el Lago de Maracaibo, cuando se incendió el depósito de
aceite donde estaban unos de los cables de alta tensión que transmitía la
energía del Guri para abastecer una parte del estado, esta es la explicación
grosso modo que dio el ministro de Energía, Luis Motta Domínguez; y a su vez la
mentira más grande que hasta ahora ha dicho sobre la crisis eléctrica en el
Zulia.
Y es que supuestamente, y según expertos y
trabajadores de Corpoelec en el estado, el bendito cable no funciona desde hace
más de un año, el problema que ha agudizado el caos en la región se produjo en
otra línea que atraviesa el Lago y que pasa por el Complejo Petroquímico
“Ana María Campos”, conocido como “El Tablazo”, por cierto, abandonado y
prácticamente en ruinas.
La verdad verdadera de lo ocurrido es la que comentan
los expertos ex gerentes de la compañía eléctrica, y que se resume en la falta
de inversión y mantenimiento. Sólo los que vivimos en el Zulia sabemos la pela
que se vive cuando pasamos cinco o más días de nuestra vida sin luz, sin agua,
sin comida, sin transporte, sin comercio, sin trabajo, sin vacaciones, sin
efectivo, sin internet y sin teléfono. Todo parece una receta bien elaborada.
El gobierno de Nicolás tomó al Zulia como estado
piloto para desarrollar este macabro plan de adormecer a la población y
ponerlos a preocuparse por sus propios problemas para alejarse del entorno
social. La primera acción fue controlar el estado con el poder político que
obtuvo luego de las traiciones que jugaron en la derrota de Pablo Pérez en el
2012, después en el 2017 sacó del juego a Francisco Arias Cárdenas quien le
comía al sector opositor; implementaron el chip de la gasolina, el cierre de la
frontera, el capta huella para la compra de alimentos, el desarrollo de la
mafia en el centro de la ciudad de Maracaibo y posteriormente la venta
y compra del efectivo que hoy está al 500%.
En su momento, las cámaras de comercio y empresarios
no vieron con malos ojos al competidor de la gallina, léase, Arias Cárdenas,
que regresaba al poder pero después el mismo proceso se lo tragó.
“Sin querer
queriendo”, como diría el Chavo del ocho, la oposición zuliana le dio una “ayudaita”
a Nicolás en su perverso plan; pues cometió grandes y notorios errores en el
2017 y no se asumió lo que por derecho se obtuvo que fue el triunfo de Juan
Pablo Guanipa en la gobernación, fue un grave error no asumirla, debo confesar
que el fervor de: si se juramentaba o no, mi opinión personal días después de
esa victoria, era la romántica: no había que hacerlo, pero hoy en día la
historia fuera otra y el Zulia tuviera su gobernador defensor de su pueblo.
“A lo hecho
pecho”, reza un adagio popular; el plan avanzó y llegó a la Gobernación del Zulia
Omar Prieto, el generador de miedo que ha logrado uno de sus objetivos
principales: que nadie proteste.
Hoy los pocos ricos, clase media y pobres sufren por
igual el colapso del Zulia. Sin duda aquel estado ejemplo para el país en
descentralización, en buenas carreteras, puente, aeropuerto, puerto, escuelas,
hospitales y programas sociales de alto impacto quedaron en el tiempo, todo
quedó destruido y sin planes de cambio al corto plazo.
Ya la misma receta del “plan piloto para el colapso
inminente” comienza aplicarse en otros estados, lo observamos en la gran
Caracas un par de semanas atrás cuando vivieron en apagón de una hora (así
inició en el Zulia), el viernes pasado en El Hatillo; el domingo en Valencia y
La Asunción; todo ocurre tan rápido que se pierde la capacidad de reacción.
El colapso eléctrico no será lo único que veamos venir
en estos días, vendrá el de combustible con el Carnet de la Patria y los
precios internacionales para quienes no lo tengan y es que el gobierno en si
está llegando al colapso inminente.
Esta historia continuará...
Edward
Rodríguez
@edwardr74
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