El
tiempo sigue corriendo, el reloj no se detiene y la oposición venezolana
deshoja la margarita sobre la conveniencia de ir o no a las elecciones
presidenciales del próximo 22 de abril.
Estos carnavales, que recién terminan, tuvieron particularidad
de la marcada ausencia de temporadistas en playas, sitios turísticos y
recreacionales; la histórica diáspora
venezolana que no deja de aterrarnos, y la encerrona que desde el pasado jueves
tienen los líderes de los partidos políticos en donde el único punto a discutir
es participar o no; quizás para cuando usted esté leyendo este artículo, hayan
conseguido la clave para salir de la encrucijada donde nos encontramos.
Ahora bien, deshojemos la margarita. El primer punto tomar
en cuenta, y en el que insistimos cada vez que se puede, es la coherencia. Si no
se firmó en República Dominicana porque no se garantizaban las condiciones
electorales para unas elecciones libres, etc; entonces ¿cómo es que hay un
sector que pretende ir a esa contienda electoral precipitada y que desde su
convocatoria ha tenido el rechazo de una buena parte de la opinión
internacional que ha manifestado que no reconocerán los resultados por
considerarlos fraudulentos?.
El segundo punto es la selección del candidato, los
que figuraban mejor en las encuestas están inhabilitados o presos y los que
públicamente aspiran como son los dos Henry (Allup y Falcón) no gozan del
consenso de los partidos y de la preferencia de los venezolanos. El tema se torna
complejo cuando la Causa R hace pública su posición de no convalidar una nueva
farsa electoral, y por el contrario, proponen mantener la lucha por restituir
el derecho a elegir libremente, a esta línea se suman Alianza Bravo Pueblo (el
partido de Ledezma) y Vente Venezuela, (movimiento de María Corina Machado), con
estas manifestaciones podemos deducir que no hay una unidad homogénea, “por
ahora”.
Usted, estimado lector quizás, también se encuentra o
en una especie de “piedra, papel o elecciones”, al pensar o conversar sobre el
tema de participar o no en las presidenciales. Cualquiera de las dos posiciones
tienen peso y justificación; la de no ir
es la que ondea la bandera de la coherencia; pero la de ir siempre y cuando se
vaya unido, con un solo candidato que emocione, con una calle activa desde ya
hasta los días posterior a las elecciones; es la que empuña la bandera del
cambio urgente porque la crisis humanitaria no puede seguir esperando por un
día más para ponerle fin.
Faltan 45 días para el 22 de abril, y el único pétalo
que queda en la margarita deshojada es el de la ausencia de un plan que
respalde las posiciones de participar o no en las presidenciales; cual sea el
camino a transitar, lo único claro que hay en esta encrucijada es que la Unidad
sincera debe prevalecer y fortalecerse para enfrentar lo que venga porque es la
única manera.
Piedra papel o elecciones; con Unidad todo, sin Unidad
nada.
Edward Rodríguez
@edwardr74
No hay comentarios.:
Publicar un comentario