Pedir perdón o enmendar un
error es una conducta sensata y humilde del ser humano. Tres
palabras claves definen a la dirigencia opositora en Venezuela o los cabezas de
partidos: falta de coherencia, falta de sinceridad y carencia de rectificación.
Sin duda que la falta de
unidad en la oposición y el individualismo de su dirigencia ha llevado a la
gran mayoría de los venezolanos que está
en desacuerdo con este gobierno a sentir que no hay conducción real y motivacional para seguir en
la lucha clara y correcta para lograr la salida de Nicolás.
Desde muchacho uno escucha
que cuando te caes te levantas y cuando cometes un error pides disculpas y
sigues adelante; pero vemos que esta máxima no se cumple en lo que a los
autodenominados “líderes” opositores se refiere, pues ninguno ha pedido perdón
por las consecuencias de sus actuaciones.
A continuación citaré
algunos ejemplos, de los tantísimos que hay.
El señor Henry Ramos Allup, ¿cómo es eso que un día dijo que “en seis
meses salimos de Maduro” y no ocurrió tal aseveración?, esto
es una vulgar y común oferta engañosa.
¿Cómo es eso que Julio
Borges se fue de Venezuela y no regresó luego de la famosa reunión de República
Dominicana desde donde se dijo que el diputado no pisaría más tierras
venezolanas y que además ya había sacado a su familia; y a pesar de que negó
tal información, como el apóstol Pedro negó a Jesucristo; el tiempo demostró
que sí era cierto que el presidente de la Asamblea Nacional abandonaba el país?;
valga la acotación de que tiene todo el derecho de
irse.
El otro ejemplo es el de
Manuel Rosales y su “inesperado” regreso al país, la prisión, la salida a la
calle y la habilitación por el gobierno para participar en las elecciones de
gobernador que se efectuó el pasado diciembre la cual perdió. También tenemos
el silencio de Henrique Capriles en estos últimos meses, producto de la enfermedad
de su padre, de quien esperamos esté
recuperado.
La unipersonalidad de María
Corina, que vive entre lo celestial y lo divino, separada de todos, cual ángel
único en el universo. Otro ejemplo y el más fresquecito es la participación de Henri Falcón en las
elecciones presidenciales del pasado 20 de mayo que no contaron ni con el
apoyo, ni mucho menos con el voto opositor, y los resultados ya se sabían antes
de que se efectuaran las elecciones: Nicolás Maduro sería reelecto para seis
años más.
Cada uno de estos hechos que
he citado, y se me pasan muchos más, ameritan unas disculpas públicas por sus
actores.
La semana pasada se efectuó una
reunión entre todas estas personas que anteriormente mencioné, excepto María
Corina, quien fue invitada pero no asistió; dicho encuentro dejó una especie de
mal sabor en la opinión pública ¿por qué? Por el hecho de no ser tan secreta en
primer lugar o por el hecho de no ser pública del todo, y por la manera que usó
Falcón para filtrar dicha información. Evidentemente pudiera pensar que tuvo un
interés particular en hacerla pública.
¿Qué quieren los venezolanos
a parte de escuchar un perdón sincero de su alta dirigencia? Que rectifiquen
sinceramente, que se transite en unidad, en una sola ruta, que no se desmaye y
se siga enfrentando al gobierno como se venía haciendo, que se oxigene con la
energía de nuestras enfermeras que ya cumplen hoy 28 días protestando, que se
imite a los gremios y sindicatos que pese al vacío informativo continúan la lucha
mientras la gran mayoría está sumergida en el día a día resolviendo el pan
nuestro.
No se construye unidad sin
estos factores; por otro lado como reflexión siempre es más fácil ser viento en
contra y criticar todo lo que se haga, hay que bajarle un dos a las redes
sociales y dejar que se desarrollen los acontecimientos, por esta vía están cientos de venezolanos a la espera que se asome el pato
para cual cazador disparar al animal y derribarlo de un solo escopetazo.
Es justo y necesario que
esta dirigencia pida perdón para continuar, lo cortés no quita lo valiente.
Edward
Rodríguez
@edwardr74
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