Un amigo suele decir que “lo único que uno se lleva al
cementerio es lo comido, lo bebido, lo bailado y lo escuchado”; esta cita la
traigo a colación luego de ver y escuchar, sobre todo escuchar atentamente los
discursos de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), durante su toma de posesión
como Presidente de México el pasado sábado 1 ero. de diciembre; sentí como si
viniera del futuro y aterrizara en el presente de los hermanos del país de las
rancheras.
Las similitudes del nuevo mandatario de México con las
del difunto Hugo Chávez son impresionantes; sin duda, ambos se leyeron el
manual del populismo latinoamericano.
La primera semejanza es el carisma y la victoria legítima
y legal tras el proceso electoral; lo segundo es la narrativa discursiva
cargada de anécdotas, cuentos y presentación como todo un “catedrático” con
amplios conocimientos en cualquier tema, como por ejemplo: asfaltado de calles,
crianza de los hijos, etc.
La anécdota del día fue la de la joven ciclista, que
burlando la seguridad, se acercó a su carro en marcha cuando iba camino al
Congreso de la Nación y le dijo: “tú no
tienes derecho a fallarnos”; así arrancó el día y la histórica “toma de
protesta” de AMLO; que en Venezuela llamamos toma de posesión.
Por allí dicen que “toda escoba nueva barre bien”; en
1998 llegó Chávez al poder; tras jurar sobre lo que llamó la “moribunda Constitución”,
convocó una Asamblea Nacional Constituyente para la redacción de una nueva
Carta Magna, que ocurrió efectivamente y que hoy día sus mismos compañeros de
partido quieren desechar; también anunció la venta de las aeronaves de Pdvsa y
del avión presidencial “El Camastrón”, que por cierto, nunca lo vendió sino que
se compró uno más moderno; sin embargo, no entendí por qué Chávez y Maduro se
trasladaban en aviones cubanos.
AMLO también prometió vender el avión presidencial y
volar en los comerciales. Ver para
creer.
Sigamos; en el Aló Presidente número 79, Chávez prometió convertir la residencia oficial “La
Casona” en un jardín de infancia, cosa que no ocurrió; sino que quedó como el jardín de sus hijas
aún y después de que Nicolás asumiera la presidencia tras ganar las elecciones
del 2013; no la pudo habitar, sino que se tuvo que ir a dormir en Fuerte Tiuna.
López Obrador abrió las puertas de “Los Pinos”, residencial
oficial de los presidentes mexicanos, y la cual es diez veces más grande que la
Casa Blanca, ¿la razón? para que el pueblo mexicano la conozca, pero además
para dar la sensación de austeridad y criticar a los gobiernos que los
antecedieron, sin embargo, trabajará en el Palacio Nacional que es mucho más
lujoso; dice que vivirá en su casa de siempre, eso, particularmente no me
parece nada trascendental pues Ángela Merkel también se quedó viviendo en su
apartamento y sin tanta propaganda.
El tercer día como Presidente, Andrés Manuel anunció
que se comprometía a que todas las semanas, los lunes específicamente daría una
rueda de prensa a las 7.00 am para hablar con los periodistas, “sin censura y
plena libertad de prensa”; en Venezuela Hugo Rafael también dijo lo mismo en su
momento; la historia y el tiempo han demostrado que los medios y comunicadores
han tenido que ingeniárselas o resistir para no ser cerrados, tolerancia cero a
la información veraz y oportuna.
Lo que particularmente, más preocupa de AMLO es cuando
se siente ungido por los dioses, al decir
que su cuerpo no le pertenece a él
sino al pueblo.
Hoy viven los mexicanos una luna de miel cargada de muchas
promesas y de muchas flores: cuidado y la revolución nos les sale por la
culata. Soy venezolano y vengo del futuro.
Edawrd Rodríguez
@edwardr74
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