El viernes 31 de marzo
de 2017 quedará en la historia de Venezuela como el día en el que el régimen
recibió una estocada impregnada de democracia y autonomía. La Fiscal general de
la República, Luisa Ortega Díaz, denunciaba ante el mundo que en el país había
“ruptura del orden constitucional”.
Ese día, poco antes del
mediodía, el régimen perdía una de sus piezas claves y fundamentales, pues en
rueda de prensa, no televisada por Venezolana de Televisión, la doctora Ortega
Díaz de manera precisa y concisa decía que las sentencias 155 y 156 emitidas
por el Tribunal Supremo de Justicia limitaban, por no decir que aniquilaban,
las funciones de la Asamblea Nacional.
Desde ese instante
comenzamos a respirar aires de una fiscalía que se estaba desplazando de la
izquierda hacia el centro de donde esperamos que nunca se vuelva a mover a
cualquiera de los extremos, así el corazón siempre tenga una parcialidad.
Más allá de las
complicidades, sentencias, expedientes montados, detenciones injustas y
silencio; que Venezuela cuente con otro Poder autónomo, como pareciera ser
ahora una parte del Poder moral, es de beneficio para la democracia a la que
millones de venezolanos han salido a defender en la calle desde hace casi tres
meses.
Bien lo decía Don
Quijote y Sancho Panza: “cuando los perros ladran es porque vamos por buen
camino”. La fiscal ya comenzó a sentir los ladridos e insultos de
sus ex compañeritos de la revolución, sin embargo, sin perder la cordura y el
centro que tanto queremos los venezolanos, ha hecho oídos sordos.
Luisa Ortega no sólo
recibió insultos y reservas del lado de la oposición, sino que también ha
contado con el respaldo de connotados personajes, que a mi juicio gozan de
respeto y credibilidad, como el ex fiscal Javier Elechiguerra, Giuseppe
Gianneto, Alonso Moleiro, Teresa Albanez, Richard Páez, entre otros, así que
creo que más son los que suman que los que restan.
El 6 de junio, Ortega
Díaz, dio otra estocada al decir textualmente: “el día que repartieron el
miedo, yo no llegué”, en este mensaje, que aún retumba en los pasillos de
Miraflores, está claro que no hay amenaza, advertencia o extorsión que valga;
seguirá adelante y así lo demostró cuando dos días después, introdujo ante la
Sala Electoral del TSJ un recurso de nulidad contra la Constituyente de Nicolás
Maduro.
Sin duda la fiscal,
nombrada por la Asamblea Nacional roja rojita en el 2007, tendrá un papel
preponderante cuando llegue la hora de la transición en Venezuela, y quizás
muchos de los que la insultaron tengan que alzar su teléfono para mediar.
Ahora bien, como dicen
por allí, la señora Luisa Ortega se deberá jugar a Rosalinda, sin mirar para
los lados y con pruebas en mano tendrá que solicitar el antejuicio de mérito
contra presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, capaz y el TSJ da una
sorpresa y no lo declara inadmisible.
A la tercera va la
vencida, y faltan 48 días.
Edward Rodríguez
@edwardr74
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