Antes
de adentrarnos en el tema de esta semana, quiero expresar mi respeto, admiración y solidaridad a
los cinco millones de venezolanos que hoy están regados por el mundo buscando
un mejor porvenir para sus seres queridos, y a los que aún permanecen en esta
tierra, nuestra única tierra: Venezuela.
Decidí escribir sobre la inmigración por la cantidad
de personas que a diario se me acercan por una u otra razón y el tema de
conversación se centra en salir del país como sea y a costa de lo que sea antes
de que todo empeore, y claro está, con el gobierno que tenemos todo va para
peor; también me motivó hablar del tema luego de que mi hijo de 13 años me
preguntara “¿papá, cuándo nos vamos
nosotros, todos mis amigos se están yendo?”, mi respuesta fue, “no todos se
pueden ir, y por el momento nosotros no nos vamos”.
Cada emigrante es una historia, cada uno lleva en sus
zapatos el relato real de lo vivido y de lo que falta por vivir, eso tiene que
estar claro; y así lo pude constatar durante el reciente viaje que hice a Perú,
por razones de trabajo, en donde me topé con muchos compatriotas, de diferentes
ciudades, edades, profesión, status social, etc.
Tras esa experiencia consideré oportuno escribir algunos
consejos que todo aquel que esté pensando en emigrar debe tomar en cuenta, hacer
una “Guía para emigrar” tal como me lo sugirió la profesora Margarita Sánchez,
ex directora de la Escuela de Comunicación Social de LUZ y vicepresidenta
Nacional del CNP; es algo que requiere una investigación minuciosa y de mucho
más tiempo que una semana en otro país.
Ahora bien, lo primero que debo decirles es que hay
que indagar varios destinos, cómo está su economía, oportunidades de empleo
tanto en el campo profesional como en el informal; no hacerlo es dar un salto
al vacío y como consecuencia el futuro será deprimente, inconforme y sobrevivirán
en la añoranza.
Lo segundo que les recomiendo es tener localizados
varios contactos en el país al que decidan emigrar; no se dejen llevar por las
redes sociales, las fotos del Instagram y Facebook, todo es bonito por esos
canales, pero la realidad es otra. Trate de que le den alojamiento y lo
informen bien de cómo es la cosa; recuerde que los primeros días, estos amigos
le sonríen, pero luego estorba, así que la estadía en casa ajena debe ser muy breve.
Únase a grupos de venezolanos de bien y a las ONG´s que
funcionan y le pueden ayudar; en el caso de Perú puedo decirles que la Organización Unión
Venezolana en Perú me parece bastante coordinada, su fundador, Oscar
Pérez, es reconocido por los venezolanos que están allá y por las autoridades
peruanas como una persona de buena voluntad y de lucha desinteresada.
Como tercer consejo le digo, apostille los documentos
necesarios, pero también llévese consigo un oficio aparte de su profesión, pues
hay un 95% de probabilidad de que trabaje gracias al oficio, y no a la carrera
universitaria; si no lo tiene comience hacer el cursito.
Como cuarta sugerencia, deje la prepotencia en el autobús o el avión; sea humilde, cada pueblo tiene su
cultura y nosotros, los venezolanos no teníamos cultura de emigrar y ahora
tenemos que formárnosla y eso requiere de paciencia, respeto por la leyes,
cultura e idiosincrasia de otras sociedades.
No a todos les salen las cosas tan bien desde el principio,
así que difícilmente usted sea la excepción, en Perú, por ejemplo, de los cien
mil venezolanos que hay allá, el 80% son profesionales con edades comprendidas
entre 25 y 30 años, y vaya que tienen que escuchar sus historias cuando
llegaron y comenzaron de cero.
Con este artículo no busco afianzar la tesis de que es
mejor irse que quedarse, pero sí creo que quien decida seguir esa ruta, el
éxito dependerá de la planificación y de la capacidad de entender que su salida
es temporal.
Edward Rodríguez
@edwardr74
Gracias. Muy acertadas recomendaciones.
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