¿Con qué se come eso
del plebiscito?, es la pregunta de las mil lochas que ronda en las marchas, plantones,
trancas, supermercados, bancos y pare usted de contar.
La respuesta es
sencilla: con participación masiva y avasallante el próximo domingo 16 de julio
para marcar tres SÍ a las tres
interrogantes de la histórica consulta popular en la que podremos participar
todos los venezolanos dentro y fuera del país.
Confieso que cuando
escuché hablar del plebiscito, de entrada, no me hizo click, por aquello de dudar de la efectividad de todo, sin embargo,
al dejar reposar la idea, uno se da cuenta que es una herramienta de lucha
pacífica y democrática contra un régimen al que desde el 2015 le huye a todo lo
que huela participación soberana.
Los que somos DEMÓCRATAS
agotamos todas las instancias y todos los métodos para lograr los objetivos de
la libertad de pensamiento.
El plebiscito es una
consulta popular, al cual estamos llamados a participar por nuestros hijos, por
nuestros escuderos, por nuestros 91 muertos, por nuestros más de tres mil
heridos y los mil presos que ha dejado la protesta histórica más importante del
siglo XXl para los venezolanos, sin desmeritar todas las anteriores como las
del 2002, paro petrolero, cierre de Rctv, 2014 y procesos electorales; pero
aquí llevamos 102 días de lucha permanente.
Desde ya puedo decir
que en un papel cualquiera y del color que sea, reciclado o no, yo marcaré un SÍ a las tres preguntas que se consultan.
Marcaré que SÍ rechazo y desconozco la realización de la Constituyente, marcaré
que SÍ demando a la Fuerza Armada defender la Constitución del año 1999, y
finalmente diré que SÍ apruebo la renovación de los poderes públicos y la
realización de elecciones libres y transparentes.
Como es de esperarse, para
el régimen esta consulta popular es ilegal, pero es que para ellos todo lo que
hagamos en el marco de la Constitución no tiene validez, por lo tanto, nosotros
sigamos con nuestra agenda.
Que las iglesias sirvan
de puntos para la consulta popular me dan fuerza y fe, no están con una
parcialidad, están con la democracia, con la vida, con la pluralidad; la
jerarquía eclesiástica también tiene mucho que perder, pero ya al día de hoy
todos estamos perdiendo el país.
Que nadie dude de
participar en el plebiscito y decir a los cuatro vientos: señores, arrancó la
hora de la desobediencia civil amparada por la Constitución de 1999, y no la
abandonaremos hasta que se restituya el hilo constitucional.
El régimen con sus
alfiles ya salió a caerle a palo al plebiscito con argumentos rebuscados dicen
que esto es un mecanismo de la guerra no convencional, una violencia
sistemática de reglas de combate e irrespeto de los objetivos. Perdón, aquí los
que tienen 18 años hablando e imaginando guerras han sido ellos.
Para los demócratas de
verdad llegó el momento de demostrar nuestro talante y espíritu libertario,
este domingo 16 de julio la lucha la daremos en el escenario al que tanto
terror le tiene Nicolás Maduro y su combo: las urnas electorales, en esta
ocasión, a través de la consulta popular.
Y recuerden que el
plebiscito se come con tres SÍ.
Edward Rodríguez
@edwardr74
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